Kathia Ramos: Perspectivas de la economía y el comercio internacional
Durante la semana pasada, Banco de México publicó su informe trimestral donde realiza un recorte de la expectativa del crecimiento económico para México. Esto solamente sumaría a las señales negativas entorno al panorama de la economía mexicana.
La expectativa del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2025 pasó de 1.2% a 0.6%, considerando un intervalo de –0.2 a 1.4%. Pero ¿esto qué significaría? Básicamente que durante un periodo de tiempo la actividad de la economía tuvo muy poco cambio o tuvo cambios, o bien, que un sector económico tuvo una caída misma que fue compensada por el crecimiento de otro sector.
Precisamente, esto fue lo que ocurrió. De acuerdo con la Estimación oportuna del PIB del cuarto trimestre de 2024, la economía mexicana creció 1.5% en el acumulado con respecto al año anterior.
En el desglose, las actividades primarias tuvieron una variación anual de –2.5%, las actividades secundarias un 0.3% y las actividades terciarias 2.3%.
Más que un panorama que parece oscurecerse parece ya oscurecido. Y por supuesto, la situación podría agravarse. Entre las presiones de riesgos se encuentra la incertidumbre en la política internacional y conflictos geopolíticos que tengan un impacto en global.
Sin embargo, el riesgo que ha generado mayor discusión ha sido la serie de políticas que el gobierno estadounidense ha anunciado que realizará. Entre estas políticas destaca la imposición de aranceles, y con esto, se han visto obligados a adelantar conversaciones respecto al tratado comercial.
Para ilustrar la situación, consideremos el ejemplo simplificado de un automóvil, que es el principal producto importado por Estados Unidos. Un fabricante de automóviles en México venderá sus automóviles para su posterior comercialización en el mercado estadounidense. Este fabricante puede competir en precio y calidad, lo cual lo hace atractivo y competitivo.
Ante la imposición de un arancel, el cual es impuesto sobre el producto importado, el costo de este automóvil aumentará.
Este impuesto, el cual ha hecho al automóvil más costoso, puede ser pagado por la comercializadora de automóviles o por el comprador de automóviles, o bien, podría distribuirse entre ambos dependiendo de la competencia en el mercado.
¿Quién pierde? Sin duda alguna, el fabricante mexicano de automóviles perderá su atractivo porque el precio de su producto ha incrementado. Sus ingresos por ventas podrían caer y se vería en la necesidad de buscar otros mercados en donde vender sus automóviles. No obstante, los más afectados serán la comercializadora importadora y consumidores estadounidenses. Si bien depende del producto o servicio, la comercializadora tendría que absorber una fracción o completamente el impuesto por importación, y lo mismo ocurriría con los consumidores.
Ahora bien, los consumidores de automóviles pueden buscar otras alternativas, pero recordemos que el atractivo del automóvil mexicano era su precio y calidad. Por lo que, en este sentido, el consumidor también se verá afectado por una menor competencia económica en la industria.
En un curso de economía internacional, mi profesor iniciaba con una frase que sería una de las lecciones más valiosas: “El principal objetivo del comercio internacional es importar”.
En otras palabras, es cierto que todos quieren participar y vender al exterior, pero al final es porque queremos comprar el mejor producto, en términos de precio y calidad. La apertura comercial y la competencia económica propicia la posibilidad de elegir entre distintos productos con similar o distinta calidad y precio.
Entonces, ¿por qué mencioné que la situación puede empeorar? Si México y otros países se suman a una guerra de aranceles, los consumidores y los productores se verán considerablemente afectados. Al final, la situación generará más distorsiones económicas. Las autoridades responsables tienen mucho por negociar en búsqueda del bien económico.
En el ejemplo simplificado no se consideran los sectores o condiciones que la imposición arancelaria pueda fungir como regulación para alinearse a otro tipo de objetivos. Evidentemente México tiene la oportunidad de crear una estrategia comercial, de no vulnerar su economía y de continuar participando en el comercio internacional.
La autora es Directora del Programa Licenciatura en Finanzas en el Tec de Monterrey, Campus Monterrey. Este artículo se elaboró en colaboración con Claudia Fernanda Peña Treviño y Javier Emmanuel Álvarez Guerrero.