Добавить новость
ru24.net
World News
Февраль
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
26
27
28

'Si vis pacem, para pacem'

0
Abc.es 
MI condición de testigo directo me obliga a salir al paso de una insidia que pretende atribuir el Maidán, la «revolución por la dignidad» en Ucrania, a intervención extranjera, ya sea la CIA o cualquier otro servicio. La falsedad de tal atribución es evidente para quienes vivimos el momento, entre otras cosas por lo repentino del alzamiento. Ucrania vivía un momento de esperanzada calma cuando, súbitamente, el entonces presidente Yanukovich se desdice de la promesa de firmar un Acuerdo con la Unión Europea, que le había llevado al poder, y afirma que ha cambiado de opinión y que va a firmar un acuerdo «mucho más ventajoso» con Rusia. La noticia se acompaña de una foto en la que el voluminoso Yanukovich, sentado junto a Putin y semigenuflexo, le guiña un ojo. Éste es el origen del Maidán , y los embajadores acreditados en Kiev pudimos contemplar, no sin asombro, la extraordinaria marea humana que se echó a las calles en cuestión de horas. Ni se preveía la maniobra de Yanukovich ni hay forma humana de movilizar a todo un pueblo a esa velocidad. Para entender tamaña sublevación hay que tener presente una serie de datos básicos. Cuando en 1991 se somete a referéndum la independencia de Ucrania respecto a Rusia, los más ardorosos independentistas esperaban, como mucho, un 70 por ciento de votos afirmativos. El resultado fue del 92,30 por ciento, con una participación del 84,20. En ese mismo año, 1991, el PIB de Ucrania era similar al de Polonia; hoy el PIB de Polonia es más de cuatro veces el de Ucrania. Y los ucranianos saben perfectamente el porqué. Nada más caer el muro, la antigua nomenclatura comunista se transforma en cleptocracia y el pueblo ucraniano viene luchando desde entonces por zafarse de tan tremenda herencia; tanto es así que hace dos revoluciones en diez años: la «Revolución Naranja» y el Maidán . Los ucranianos quieren ser como sus vecinos polacos, como los rusos querrían emular a sus hermanos ucranianos, si la democracia triunfa en Ucrania. Ésta es la verdadera razón que mueve a Putin a acabar, como sea, con la libertad de Ucrania. Cuando corresponsales extranjeros interrogaban a las más de 50.000 personas, que resistían en la calle a muchos grados bajo cero, sobre su razón para estar allí, la respuesta más frecuente para muchos sorprendente era 'rule of Law': el imperio de la Ley. Cuando, semanas después, algunos de aquellos manifestantes caían enarbolando la bandera de la Unión Europea, acribillados por francotiradores, creo que habían entendido mejor que la mayoría de nosotros lo que esa bandera realmente significa. Es evidente que para intentar justificar «soluciones» lesivas para la dignidad de Ucrania y de Europa, y para que se puedan mirar al espejo algunos de quienes las propugnan, es imprescindible denigrar uno de los movimientos más nobles que ha visto Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La magnitud del disparate a que nos deslizamos en los últimos días nos obliga a poner en perspectiva tanto lo que nos jugamos todos en Ucrania, como el triste 'iter' que nos ha traído hasta aquí. Tuve la inmensa fortuna de coincidir en Kiev con un grupo de colegas excepcionales: el estadounidense Geoffrey Pyatt , el británico Simon Smith, Jan Tombinski (por la UE), etc. Todos coincidíamos, tanto en el peligro al que nos enfrentábamos, como en lo que había que hacer para conjurarlo. A raíz de la trágicamente bufa invasión de Crimea, la necesidad de actuar era palmaria; sin embargo, lo que nos parecía obvio a los embajadores se diluía en las respectivas capitales. En Washington todo se detenía en la antesala del Despacho Oval (es decir del presidente Obama) y, en general, nuestras propuestas parecían «exageradas». Éstas eran, sucintamente: 1. Armar a Ucrania (para que Putin no se engañase, como acabó haciendo, respecto al coste de una invasión); 2. Sanciones devastadoras contra el círculo de oligarcas que entonces sustentaban a Putin (en lugar de esto nos llegaban para evaluación listas absurdas en las que aparecían, por ejemplo, miembros de la Duma rusa). Si las sanciones no son un fin en sí mismas, sino un método para cambiar conductas, absurdo era dirigirlas contra quienes nada decidían. Y 3. Cortar radicalmente nuestra dependencia de los hidrocarburos rusos; nada menos que un cambio radical del mix energético europeo. Como puede verse, todas estas medidas, que no sólo habrían impedido el conflicto, sino que habrían fortalecido decisivamente el campo Occidental, eran medidas estratégicas, y ése era su pecado mortal. El título de esta Tercera, no es un pío llamamiento a un pacifismo vacuo, sino un alegato en defensa de la imperiosa necesidad de una visión estratégica que sea, a la vez, raíz y fruto de unas posiciones tan firmes como las que se mantendrían en un conflicto bélico abierto… con un mucho menor riesgo. Mi muy experto colega alemán me dijo algo a tener muy presente: «He pasado toda mi vida profesional lidiando, primero con la Unión Soviética y luego con Rusia, y mi experiencia es que cometemos siempre el mismo error: nos devanamos los sesos para buscar planes, propuestas, etcétera, que acomoden los intereses de Rusia, para poder entendernos, sin tener presente algo que, en realidad sabemos perfectamente: que los intereses de Rusia y los intereses del Kremlin, no sólo no son los mismos, sino que son antagónicos». Ucrania es el mejor ejemplo de ello; una Ucrania próspera, aproximándose a la Unión, sería una bendición para Rusia… pero letal para el régimen de Putin. Él lo sabe, como sabe que es absolutamente absurdo que la OTAN pretenda atacar a Rusia. Durante mi estancia en China intenté, con relativo éxito, llevar a mis interlocutores chinos la siguiente reflexión: no le hablo de lo que puede China hacer por Ucrania, sino si han reparado en lo que Ucrania puede hacer por China. Si nadie duda de que a China le corresponde un lugar preeminente en la sociedad internacional ¿qué mejor oportunidad que un caso tan diamantinamente claro de violación de los principios del Derecho internacional –¡Y usted lo sabe!– para aparecer como una potencia responsable y respetada? Lo sobrecogedor es pensar que hoy cabría dirigir esta propuesta a ¡los Estados Unidos! Estamos asistiendo al malbaratamiento del «Peace Dividend» que el «fin de la historia» nos había regalado. El país más perjudicado de todos va camino de ser Estados Unidos, con una asoladora pérdida del prestigio con el que Ronald Reagan consiguió iniciar un tsunami de democracias liberales. El cómo hemos llegado a esto hay que buscarlo en el hundimiento de la cultura popular. Pero eso requeriría otra Tercera.



Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus




Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса
ATP

Андрей Рублев дошел до финала теннисного турнира ATP в Дохе






Сергей Собянин: Поддерживаем развитие спутниковой связи

Премьера киноверсии спектакля «Павел I» состоялась в Москве

Испанский дирижер Оливер Диаз признался в любви к блинам

Карякин — о санкциях ЕС: это признание того, что мы работаем эффективно