En su afán por desviar el foco del escándalo del criptogate, el mandatario se subió a la agenda punitivista a partir del crimen de Kim Gómez en La Plata. Llegó a pedirle la renuncia a Kicillof y a mencionar la posibilidad de que se intervenga la provincia. Los requisitos constitucionales que frenan el disparatado planteo.