Fascinación por el neón
Dice la ministra de Igualdad que antes de que concluya la legislatura se compromete a acabar con la prostitución. Bien dicho, aunque en España muchos nos contentaríamos con que acabara con los casos vinculados a la prostitución en su partido. Porque, le guste o no a doña Ana Redondo, está probado que en el socialismo español muchos sintieron fascinación por el neón.
Los de los ERE, amén de los 680 millones malversados, llegaron a pagar con una «black» hasta trece bacanales en alternes, sacando 31 mil euros del Fondo de los Parados para asuntos de viagra. Villén, jefe del tinglado, soltó 14 mil en el Don Angelo, otrora santuario del furcieo patrio.
Las juergas roldanescas no han tenido parangón, aunque lo del Tito Berni repanchingado junto al «mediador» y el general, también fue clamoroso. El «mediador» dijo que tenía fotos de «cada uno de los que fueron», de los que cenaron, de los que alternaron y de los que disfrutaron del «servicio completo». Pero no se atrevió a tanto como Víctor de Aldama, de quien se reían porque era «el agente de la Tía», y resulta que sí, era de la Tía pero tenía amigos en la CIA, el CNI, en la Guardia Civil y se codeaba con ministros/as como Ribera, Maroto, Torres y hasta Óscar López, en sus tiempos al frente de Paradores.
Ahora resulta que otro ministro, Puente, dijo que había hecho una auditoria y que los contratos de Jessica eran impecables. Sí, impecables serían en lo que al tipo de contrato se refiere, pero debería haber preguntado sobre si la tal Jessi iba o no a trabajar, sabía escribir o no, tenía idea de informática o ni repajolera. Ahora nos revelan que en realidad nunca le encargaron nada porque ni tan siquiera lograba teclear en el ordenador que le dieron. Pese a lo cual también la contrataron en Tragsatec, filial de Tragsa.
Una pena, porque tanto Ineco como Tragsa son dos grandes empresas públicas, cuya imagen ahora se ve afectada por el episodio impresentable de pagarle el sueldo a la escort del ministro.
Si el PP hace algo parecido, se le cae el Parlamento encima. Pero a Podemos, Sumar, Bildu, Compromís, ERC, Junts y el PNV les parece fenomenal, por lo que se ve, pues aquí no pasa nada.
Dice el señor Planas, también salpicado en Agricultura, que los responsables de Tragsa deben explicar por qué contrataron a Jessica. Y él debería tomar medidas de inmediato. Raro parece que, tratándose del contrato de la querida de un compañero de Gabinete, en una empresa de su competencia, se lo hubieran ocultado sin más.
Aquí hay muchas cosas raras, ciertamente. No era sólo Jessica, sino también Andrea y Gloria Montes, Miss Asturias en 2017, ambas contratadas LogiRail, filial de Renfe. Moralidad al margen, Ábalos tenía todo el derecho del mundo a tener las novias que quisiera, pero no a pagarles piso y empleo con el dinero de nuestros impuestos. Y esto es lo que ha pasado.
De manera que podrá contarnos la ministra de Igualdad sus planes para que el PSOE acabe con la prostitución esta misma legislatura. Aunque después de lo que hemos visto en ese partido, más bien parece que su ilustrísima quiere tomarnos el pelo. Porque no estamos ante el caso de un señor aficionado al neón, que se pagaba las aficiones con su dinero, sino ante el hecho más lamentable aún de que costeaba sus goces con nuestros impuestos. Y encima utilizando una empresa pública en la que él mismo había creado un protocolo de Igualdad.
Acabe con la prostitución si puede, doña Redondo, pero acabe primero con lo de su partido, que parece más fácil.