Decepción en el Gobierno por la irrelevancia de Ana Redondo y el Ministerio de Igualdad
- Frenar la polémica
- El calado de Montero frente a la ausencia de medidas
- Un tema clave para el PSOE
- Cercana al feminismo clásico
El Gobierno no está convencido de la labor del Ministerio de Igualdad. Tras la etapa de Irene Montero, el Partido Socialista decidió quedarse con el departamento para zanjar las polémicas que protagonizaron el último tramo de la pasada legislatura, pero consideran que ha pasado de un extremo a otro: de copar portadas a resultar insustancial e irrelevante en una materia clave para el Ejecutivo para diferenciarse del Partido Popular.
Desde que Pedro Sánchez llegó a la secretaría general ha fijado la igualdad como una de las puntas de lanza de la formación. Admiten que ceder esta cartera a Montero fue un error y bajo esa premisa decidieron delegarla en Ana Redondo. Pero la decepción con su labor es máxima y fuentes gubernamentales ya apuntan a un relevo antes de 2027.
Frenar la polémica
Hubo dos medidas que dinamitaron la polémica en el Ministerio de Igualdad durante el pasado mandato de Sánchez: la ley 'trans' y la ley del 'solo sí es sí'. La primera dividió en dos al feminismo entre quienes consideraban que los derechos de las personas LGTBIQ+ forman parte de la lucha de las mujeres y quienes consideran una amenaza para ellas la autodeterminación de género sin necesidad de permisos médicos, parentales o judiciales a partir de los 16 años —como establece la norma—.
Además, la reforma de la ley sobre violencia sexual unió el abuso y la agresión sexual en un mismo delito: todo quedó tipificado como agresión y se establecieron distintas horquillas de penas según los agravantes.
El resultado fue la excarcelación de cientos de agresores sexuales y la rebaja de miles de condenas, entre ellas, dos de las cinco impuestas a los miembros de 'La Manada', cuya violación múltiple a una chica en San Fermín, provocó una oleada feminista y el lema que da nombre a la ley.
El PSOE quiso zanjar estas polémicas que se acrecentaron en 2023 con cada rebaja de condena. Rechazó ceder el Ministerio a Sumar y decidió poner al frente a Redondo, más cercana a los postulados críticos con Montero, para serenar el ambiente en torno a esta cartera y volver a hacer de las políticas de igualdad el punto fuerte de los partidos progresistas.
El calado de Montero frente a la ausencia de medidas
Sin embargo, en Moncloa consideran que se ha pasado de rosca. Si bien admiten que ha aportado serenidad y sosiego a la política igualitaria, advierten también una falta de medidas que convenzan al electorado. Apenas se han impulsado normas de calado sobre igualdad, algo que echan en falta en comparación con la etapa de Montero.
Desde el Ejecutivo asumen que hubo mucha polémica en la pasada legislatura, pero también sostienen que las medidas aprobadas abordaron con profundidad el problema de la igualdad en España: las políticas sobre conciliación, la nueva ley del aborto y las personas LGTBIQ+, la contabilización de feminicidios, aunque se produzcan fuera del ámbito de la pareja o la apertura del debate sobre la educación sexual en la enseñanza.
Un tema clave para el PSOE
El Partido Socialista quiere remediar esta situación porque considera que es el partido representante de la lucha feminista tras la división provocada por la ley 'trans'. De ahí que tras haber apoyado las medidas de Montero cercanas a la nueva ola feminista, decidió nombrar a Redondo para incluir también a la otra parte del movimiento.
El feminismo es clave para el proyecto y apoyo electoral de los socialistas. Ferraz considera que Sumar, tras el caso Errejón, o Podemos, después de las acusaciones sobre Juan Carlos Monedero, han terminado por dinamitar la confianza de los votantes feministas y temen que todo el espacio progresista —y no solo dichos partidos— sufran las consecuencias.
Por eso planean un giro de timón sustituyendo a Redondo por un perfil con más presencia que vuelva a poner en el foco las políticas sobre igualdad, utilizando como referencia el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Cercana al feminismo clásico
El nombramiento de Redondo no ha estado exento de polémica. El primer nombramiento de Redondo fue la directora del Instituto de la Mujer, Isabel García, que había manifestado su oposición a la 'ley trans' por vulnerar los derechos de las mujeres. Unas declaraciones fuertemente criticadas por Podemos y el sector cercano a Montero, que impulsó la norma.
Desde entonces, las asociaciones feministas han mirado con lupa la acción de un Ministerio que se debate entre dos facciones dentro del movimiento: quienes apuestan por incluir los derechos de las personas transexuales en el feminismo, o considerarlos una amenaza.