Córdoba vivió 24 horas , entre la tarde del lunes y la de ayer, con el corazón en un puño : la amenaza de un río crecido, por las lluvias y los obligados desembalses, se volvió a dejar sentir en los enclaves situados en su cauce ; especialmente en la Altea y Guadalvalle (están contiguas) donde hubo desalojos de viviendas . Todo empezó en la tarde del 17 de marzo . Vecinos de la urbanización la Altea -en la zona del aeropuerto- empezaban a dejar sus hogares por el riesgo de que el Guadalquivir se desbordara. Estaba en nivel de alerta naranja, con 2,3 metros de lámina y muy cerca de llegar al nivel rojo (2,5). Cuando la noche empezaba a avanzar (22.45 horas) el Ayuntamiento decidió pasar de situación de preemergencia a nivel uno de emergencia local parcial -focalizado en zonas inundables-. Ello se debió a que esa hora los puntos de medición del nivel de Guadalquivir, pertenecientes a la Confederación, en Casillas y Valchillón, que es la del área del aeródromo, habían superado los 2,5 metros de lámina. A la lluvia había que sumar que se estaba desembalsando. El Guadalmellato -al que le entraba mucha agua del río Cuzna- y San Rafael de Navallana, los dos pantanos que afectan a la capital, estaban muy llenos. El Consistorio dio ese paso porque le permite tener habilitación normativa para desalojar viviendas . El operativo, coordinado por el Consistorio, miraba a Guadalvalle, la Altea, Ribera Baja (Alcolea), Camino de la Barca (también Alcolea) y el asentamiento Molino del Ciego en Arroyo Pedroche. El alcalde, el popular José María Bellido, visitaba las zonas de riesgo. Y a las tres de la mañana se tomó una nueva decisión . El gobierno local ordenó el desalojo de diez viviendas en la calle la Tórtola, de Guadalvalle. A esa hora, la lámina de agua del Guadalquivir, en el punto de Valchillón, era de 3,16 metros. «El agua subió al nivel de las rodillas», explicó, posteriormente, de forma gráfica el regidor. La vigilancia máxima siguió . A las 9.00 horas de este martes, hubo una nueva reunión del Centro de Coordinación Operativa Local -nombre técnico del órgano que se encarga en el Ayuntamiento de este tipo de situaciones-. El primer edil compareció a las 10.00 para explicar que se mantenía el nivel de emergencia uno. Bellido explicó que los datos de que disponen en tiempo real indicaban que el río seguía en un estado de alerta rojo. Con la lluvia empezando a dar un respiro, jugaba en contra otro factor: la necesidad de aliviar agua de los pantanos por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). Y ello debía hacerlo con precisión milimétrica para evitar inundaciones. Bellido advertía de que «el Guadalmellato desembalsa a un ritmo de 631 metros cúbicos por segundo ». Estaba «sobrepasada» su capacidad y estaba liberando agua, pero el lunes «lo hacía a 330-350». «Eso va al pantano de Navallana y la CHG nos comunicó que iban a abrir nuevas compuertas. Desembalsa a 587,55 metros cúbicos por segundo, cuando el lunes por la tarde-noche eran en torno a 330-350», dijo. Todo ello hacía, siguió, que «estuviera subiendo el caudal , con desembalses cada vez más fuertes de San Rafael de Navallana al Guadalquivir». «El horizonte es que, durante un tiempo, seguirá creciendo el nivel del río y habrá un pico. Y si el pronóstico de lluvias es correcto, a lo largo del día debería empezar a bajar», afirmó Bellido. Añadió que, en aquel momento, preocupaba la situación de Ribera Baja, que el alcalde acudió a visitar después. Allí, hubo que desalojar una casa. A las 12.30 horas , compareció la subdelegada del Gobierno , Ana López. Ésta aseguraba que «Meteorología no nos da lluvia en la tarde del martes y el miércoles. Será un alivio para los embalses. En los pantanos de la provincia, sólo tendrían algún riesgo Navallana y Guadalmellato». Añadió, en cuanto al primero de ellos, que, según la Confederación, «se han abierto las compuertas alrededor del 25%». Con ese nivel de liberación de agua, «se espera que el desembalse sea suficiente y no haya problemas excesivos». Y la subdelegada salió a toda velocidad de la comparecencia, porque, antes de la hora de la comida, hubo una reunión de Gobierno, Junta y Ayuntamiento para analizar la situación, que empezaba a dar tregua y abrir un panorama de calma tensa.