¿Habrían salido las cofradías sevillanas si el Papa Francisco hubiera muerto en Semana Santa?

La triste noticia de la muerte del Papa Francisco a primera hora de la mañana del Lunes de Pascua sacudió a toda la Iglesia católica cuando despertaba después de celebrar su fiesta más importante, la Resurrección de Cristo. El Sumo Pontífice fallecía a los 88 años después de meses convaleciente, con ingresos hospitalarios y alejado de las apariciones públicas que le habrían correspondido en el tiempo de Cuaresma y Semana Santa. El luto decretado tras su muerte ha provocado la cancelación de determinados actos y ha dejado en el aire otros tantos. Sin embargo, hay quien se pregunta qué habría pasado si el Santo Padre nos hubiera dejado unos días antes, concretamente en mitad de la Semana Santa . ¿Cómo habría afectado a las cofradías y los actos religiosos de los días santos? El delegado diocesano de hermandades y cofradías, Marcelino Manzano , responde a este periódico que las estaciones de penitencia no se habrían suspendido . «Se entiende que son actos de piedad, y como tales habrían seguido realizándose», entiende el delegado, que precisa en todo momento que se trata de un escenario muy hipotético porque no ha llegado a ocurrir. Manzano cree que los desfiles procesionales habrían discurrido con normalidad, si bien quizá todo se habría revestido de «un carácter más solemne» con el recuerdo del Papa, y las intenciones de las estaciones de penitencia «se habrían dedicado al eterno descanso del Santo Padre» y al acierto en la elección de su sucesor. Del mismo modo, señala que el triduo pascual se habría seguido celebrando en los templos: «La vigilia pascual no se suspende bajo ningún concepto», al tratarse de las conmemoraciones más importantes que realiza la Iglesia católica y la imposibilidad de moverlas de fecha. En cualquier caso, no se ha dado la circunstancia y es ahora, en un tiempo pascual que acaba de comenzar, cuando el orbe católico asiste al luto y las exequias del difunto Papa, así como a todo el aparato para designar a quien lo relevará como vicario de Cristo.