Adiós al mal olor en la nevera: el sencillo truco con un corcho de vino que poca gente conoce
No hay nada más desagradable al abrir la puerta de la nevera que ser recibido por un olor extraño, mezcla de queso fuerte, fruta pasada o restos de algún recipiente mal cerrado. Aunque existen muchos productos en el mercado para neutralizar los olores, la solución puede estar mucho más cerca de lo que imaginas. Y lo mejor: es gratuita y sostenible.
¿Has pensado alguna vez en guardar el corcho de una botella de vino en lugar de tirarlo a la basura? Este simple objeto, que muchos descartan al terminar una comida, puede convertirse en un inesperado aliado contra los olores persistentes del frigorífico.
El sencillo truco gracias al poder absorbente del corcho
El truco es tan sencillo como eficaz: coloca un tapón de corcho (limpio y seco) en una balda de la nevera. Si prefieres, puedes cortarlo en varios trozos y repartirlos por diferentes rincones, incluidos los cajones o incluso el congelador. Al día siguiente, notarás que ese molesto olor que antes invadía tu frigorífico ha desaparecido o, al menos, se ha reducido notablemente.
¿El motivo? El corcho es un material altamente poroso, compuesto principalmente de suberina, una sustancia vegetal que le confiere su elasticidad e impermeabilidad, pero también una gran capacidad para absorber humedad y olores. Esto lo convierte en un desodorizante natural, económico y reutilizable.
La estructura celular del corcho, formada por millones de pequeñas celdas cerradas, actúa como una esponja que retiene compuestos volátiles responsables del mal olor. A diferencia de los ambientadores artificiales, no enmascara los aromas, sino que los neutraliza al absorber parte de esos compuestos orgánicos en suspensión.
Según el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal (IPROCOR), con sede en Extremadura, el corcho posee propiedades antibacterianas y antifúngicas naturales, lo que lo convierte también en un entorno poco favorable para el desarrollo de microorganismos.
Si además de eliminar los malos olores quieres aportar un toque de frescura a tu nevera, puedes impregnar el corcho con unas gotas de aceite esencial. El de limón es especialmente recomendable por su aroma limpio y fresco, pero también funcionan bien otros cítricos como la naranja o el pomelo. Solo asegúrate de que el aceite sea apto para uso alimentario o cosmético, y que no entre en contacto directo con los alimentos.
¿Por qué huele mal la nevera?
El origen del mal olor puede ser variado. Desde alimentos con aroma fuerte por naturaleza, como ciertos quesos, cebollas o embutido, hasta restos de comida en descomposición que han pasado desapercibidos en el fondo de un cajón. También influye la forma en la que almacenamos los productos: dejar envases abiertos, usar recipientes no herméticos o no envolver bien los alimentos acelera la propagación de olores.
Otra causa común es la falta de limpieza regular. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) recomienda limpiar a fondo el frigorífico al menos una vez al mes, retirando todos los productos, desmontando baldas y cajones, y utilizando una solución de agua con bicarbonato para desinfectar sin recurrir a químicos agresivos.
Utilizar corchos de vino como neutralizadores de olor es, además de práctico, una forma de dar una segunda vida a un residuo común. Este tipo de soluciones caseras, sin costes añadidos ni productos industriales, se alinean con la filosofía de consumo responsable y reutilización que cada vez más hogares adoptan.
Así que ya sabes: la próxima vez que descorches una botella, guarda el tapón. Puede que tu nevera y tu propio olfato te lo agradezcan.