La Policía Nacional ha terminado esta tarde la búsque por tierra y aire de los restos de la víctima del rey del cachopo, César Román Viruete, quien en marzo pasado por fin confesó desde la cárcel haber dado muerte a Heidi Paz Bulnes en agosto de 2018. Fuentes del caso explican a ABC que las labores de rastreo, en el parque arqueológico de Carranque (Toledo), han finalizado sin éxito, como se esperaba. Habida cuenta del narcisismo del homicida, ya sospechaban que los datos ofrecidos no era más que una jugada más del reo, pero estaban obligados a comprobarlo. Entre ayer lunes y hoy se han peinado centenares de metros cuadrados con medio centenar de agentes. El primer día se utilizaron Medios Aéreos (drones) y también han participado el Grupo Operativo de Inspecciones Técnicas (GOIT) , la Unidad Canina (con perros especializados en la búsqueda de restos cadavéricos), Policía Científica, Homicidios y técnicos forenses de las unidades centrales de la Policía Nacional. Como ha venido adelantando ABC, el uxoricida por fin reconoció, siete años después de los hechos, que él dio muerte a la joven hondureña; pero apuntó a que lo hizo de manera accidental y que un tío suyo que había sido forense se encargó de desmembrar el cadáver y enterrarlo junto al parque arqueológico del pueblo manchego. Sólo fue hallado en su día el busto de la víctima, metida en una maleta y en el incendio de una nave en Usera que estaba a nombre de César Román. Esas indicaciones las dio a los juzgado esta primavera desde la cárcel, en una carta acompañada por un croquis del lugar dibujado por él mismo. La Policía no cree ni una palabra de este mentiroso y narcista compulsivo, pero está obligada a quemar todos los cartuchos, de ahí que se haya emprendido esta búsqueda, aunque sea por dar paz a la familia de Bulnes y darle sepultura como se merece. Los trabajos han comenzado en torno a las 7 horas, cuando la Policía ha desplegado en el terreno a efectivos de la unidad Científica, Homicidios y también medios aéreos, además de la Unidad Canina. De hecho, un dron equipado con un sensor especial ha realizado un mapeo en tres dimensiones. Las indicaciones dibujadas sitúan el enterramiento en una margen del río Guadarrama, «en montañas en forma de punta redondeada, parecido al parque de las 7 tetas», como literalmente escribió Román. Muy cerca, habría un «parking asfaltado», junto a un camino con «bajada pronunciada» que viene de un puente. En la otra vera de la senda, apuntó como indicación, hay un «merendero, con mesas de piedra, bancos, barbacoas» y unas «montañas». El gran problema no será la búsqueda en sí, en lo que la Policía está más que bregada; el hándicap en este caso es saber si un mentiroso contumaz como el Rey del Cachopo ha dicho la verdad. Porque, en una línea similar a la de Miguel Carcaño, el asesino de Marta del Castillo, el exempresario hostelero ha cambiado de versión en distintas ocasiones. Inicialmente, negó el crimen, cometido en agosto de 2018: se había hallado, durante un incendio, el torso de Heidi, al que le había amputado los implantes mamarios para dificultar su identificación, para después meterlo en una maleta que abandonó en una nave de Usera de su negocio a la que le prendió fuego. Se dio a la fuga y fue arrestado meses más tarde en un restaurante de Zaragoza, donde se había colocado como cocinero bajo una identidad falsa. Durante la instrucción y el juicio, cuya sentencia de 2021 fue confirmada en diciembre de 2022, dificultó hasta el extremo incluso la labor de su defensa: contó con cuatro abogados, a los que llevó a la extenuación por su actitud narcisista. Finalmente, fue condenado con la agravante de parentesco, pero no por asesinato, al no haberse esclarecido entonces cómo le quitó la vida. Tampoco le cayó pena por la profanación del cadáver. Al ser cosa juzgada, no se le podría revisar la pena si la búsqueda arrojara nuevos datos. Él mantuvo que Heidi había sido víctima de una banda de narcotraficantes para la que, según dijo, ella trabajaba dando 'vuelcos' (robos entre clanes) de droga. Una invención de arriba a abajo que finalmente reconoció este mes de marzo, cuando afirmó, adjuntando el croquis, que la chica, hondureña de 25 años, murió de manera «accidental» de un disparo en la cabeza. Ocurrió, siempre según esta versión, durante una discusión de pareja por celos. Luego, fue un tío de él que había sido forense el encargado en descuartizarla y deshacerse de los restos. Sin embargo, no hay noticias de ese pariente, que supuestamente residía en la provincia de Toledo, quien, para colmo, murió poco después de la condena de Román, en 2021.