El régimen de Teherán se aferra a su supervivencia
En la mayor cadena de golpes recibida desde su fundación en 1979, la República Islámica de Irán se aferra a su supervivencia en el quinto día de ofensiva israelí. Nadie se atreve a dar por muerto al régimen teocrático aún, pero los especialistas están convencidos de que nada será igual a partir de junio de 2025. La hipótesis del cambio de régimen gana cuerpo como posibilidad, aunque las autoridades israelíes eviten plantearla aún de manera abierta.
Más claro parece el objetivo del Gobierno de Netanyahu a corto plazo: destruir las capacidades nucleares del régimen. Los mandos de las Fuerzas de Defensa de Israel se atrevían ayer a dar un plazo: entre una y dos semanas. Por su parte, horas después de volver a llamar al régimen de los mulás a aceptar la propuesta de acuerdo nuclear, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseveraba tener el “control completo y total” de los cielos iraníes. El mandatario fue más allá al asegurar que su país conoce el paradero del líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí, pero que no acabarán con su vida “por ahora”. En la víspera el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu afirmaba abiertamente que el asesinato del líder iraní aceleraría el final de la guerra.
Mientras tanto, el canciller alemán Friedrich Merz sorprendía al revelar ayer ante las cámaras de la televisión de su país que Washington sopesa su participación en la campaña contra Teherán y que la decisión puede ser adoptada muy pronto. Además, Merz aseguró que Israel está haciendo “el trabajo sucio” a los países occidentales en Irán. “Este régimen de los mulás ha traído muerte y destrucción al mundo. Con ataques, asesinatos y muertes, con Hezbolá, con Hamás”, afirmaba el líder alemán.
Así las cosas, el régimen de los mulás trata como puede de evitar que la situación quede fuera de su control tras un nuevo día de duros bombardeos israelíes sobre Teherán que volvieron a tener réplica desde Irán en la tarde de ayer con el lanzamiento de misiles balísticos. Medios israelíes reportaban la huida de altos mandos militares tras el descabezamiento de los otrora temibles Cuerpos de la Guardia Revolucionaria en medio evacuaciones masivas de población de la capital. El Gobierno iraní pedía ayer a sus ciudadanos que “minimizaran” el uso de aparatos con conexión a Internet, algo ya “prohibido” para altos cargos y miembros de las fuerzas de seguridad ante los temores de ataques informáticos por parte de Israel en medio del conflicto entre ambos países.
“Funcionarios y equipos de seguridad tienen prohibido usar cualquier equipo conectado a redes de comunicación, incluidos teléfonos, relojes inteligentes y portátiles, entre otros”, aseguró el Mando de Ciberseguridad de Irán. El fantasma de la cadena de ataques sufridos por los mandos y militantes de Hizbulá, infiltrados sus teléfonos y buscas, el pasado mes de septiembre en el Líbano permanece en la retina de las autoridades iraníes. El régimen es más que consciente de que varios de los asesinatos de líderes militares iraníes de los últimos días son el resultado de la infiltración de la Inteligencia israelí en el corazón del régimen.
Entretanto, las autoridades iraníes anunciaron ayer la detención de varios supuestos miembros del Mossad israelí que estarían detrás de una instalación de producción de drones en la ciudad de Isfahán, situada en el centro del país. Según la Policía iraní, la operación tuvo como objetivo un grupo de “espías” responsables de “producir, ensamblar y llevar a cabo pruebas con explosivos” en una de estas instalaciones, en una “operación exitosa” contra las labores de “sabotaje”, según recogía la agencia iraní Tasnim.
Pero la propaganda del régimen no se compadece con la realidad sobre el terreno tras cinco días de severo castigo aéreo israelí. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmaba ayer que las imágenes por satélite captadas en la central nuclear iraní de Natanz tras los últimos ataques israelíes muestran “impactos directos” en las instalaciones nucleares subterráneas donde se enriquece uranio, después de que en los últimos días ya hubiesen constatado daños en la parte superior de esta planta. Natanz alberga el grueso del programa de enriquecimiento de uranio desarrollado por las industrias iraníes y ya el lunes el director general del OIEA, Rafael Grossi, avanzó que las salas subterráneas parecían “muy dañadas o destruidas”. En la central hay unas 15.000 centrifugadoras, equipos frágiles utilizados para elevar el nivel de pureza de material radioactivo.
Además, el Gobierno iraní criticó ayer a los líderes del G7 que en su comunicado sobre la escalada no se condenara la “flagrante agresión” iniciada por Israel. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, instaba ayer a los países del G7 a “llamar a las cosas por su nombre”, apelando a la “responsabilidad legal y moral” de todos los integrantes de este foro y, en particular, de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, ya que tienen presencia permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Los ataques israelíes a Irán añaden presión a Trump en caso de que Netanyahu no logre sus objetivos”, opina a LA RAZÓN en el analista hispano-iraní Daniel Bashandeh.