Murió a los 87 años Gerardo Chávez, maestro absoluto del arte peruano
Gerardo Chávez (1937-2025) falleció este domingo 22 de junio, a las 11:26 a. m., de acuerdo a la confirmación de su hijo Amador Chávez-Maza a La República. Con la partida de Chávez, Perú pierde a uno de sus mayores artistas. “Su pintura, profundamente personal y cargada de resonancias míticas, fue también un modo de pensar el tiempo, la memoria y el alma colectiva. Su vida fue arte en estado de comunión, generosidad y celebración”, señala el comunicado.
Gerardo Chávez nació en Trujillo y nunca dejó de reconocer la influencia creativa de su hermano mayor, Ángel —quien también fue un destacado pintor—, y la trágica muerte de su madre, cuando tenía apenas 5 años. Posteriormente, se mudó al pueblo de Paiján, en La Libertad, donde tuvo una difícil convivencia con su madrastra y su padre, quien tuvo 21 hijos entre oficiales y oficiales naturales. Cabe señalar que, pese a esta grisura emocional, fue en Paiján en donde Chávez empezó a forjar su gusto por el carácter lúdico y onírico de la creación.
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Su infancia fue libre. A saber, paraba jugando con cometas, vendiendo raspadillas, helados y periódicos, y, lo más importante para él en aquel entonces, pintaba paisajes, principalmente en portones de restaurantes. Al respecto, en cierta ocasión, una señora, al ver su pintura, le dijo que sería un gran pintor. Este hecho era muy recordado por el artista.
A los 14 vino a Lima y, más allá de la sugerencia de su hermano de estudiar arquitectura, ingresó a la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes. Se tituló en 1959 y presentó su primera exposición individual en Trujillo ese mismo año. En 1960 viajó a Europa junto a Tilsa Tsuchiya y Alfredo Basurco, con apenas 50 dólares que le dio su hermana. Vivió la bohemia, el boom latinoamericano y sobrevivió tocando guitarra en las calles y plazas. En París, Chávez entabló amistad con el chileno Roberto Matta, quien lo acogió como su mentor y le ofreció ayuda.
Gerardo Chávez deja un legado inagotable. Su obra se abre a distintas lecturas, siendo el erotismo una de sus principales columnas expresivas. Chávez nunca dejó de ser leal a su mayor motor creativo: la total dimensión de la mujer. “La mujer para mí lo es todo, cuando creo pienso en la mujer”. Otra lectura de su obra, tiene que ver con la universalidad. Chávez siempre aconsejaba a los artistas jóvenes a nutrirse de la tradición cultural del mundo y no solo la peruana. Los animaba a ser independientes y aventureros, porque el artista, para él, debía nutrirse de la intensidad de la vida. Si uno compara este consejo con la propia obra del artista, corroborará el sentido universal de su poética.
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Gracias a la figura de Chávez, cuya obra se halla en las principales galerías y colecciones del mundo, tenemos hoy el Museo del Juguete, inaugurado en Trujillo, en 2001, con más de 4,000 piezas de juguetes artesanales de diferentes épocas; el Museo de Arte Moderno Gerardo Chávez, abierto en 2006, con más de 80 obras del artista y obras latinoamericanas; y la Fundación Gerardo Chávez, creada en 2007 para promover la producción, conservación y difusión cultural. Su herencia cultural será administrada por su hijo Amador, quien es curador de arte y del mismo modo un entendido de primera línea del trabajo de su progenitor.
"He reflexionado mucho sobre la muerte. Vida y muerte son para mí la misma cosa. Pienso que tocaremos realmente la vida en el momento de morir", escribió en su libro Antes del olvido. Ahora Chávez vivirá en las lomas silenciosas, en los arenales y en su Paiján eterno. Lo vamos a extrañar.