Irán destruido, daño económico mínimo
Desde la revolución de 1979 los ayatolás han financiado y armado a grupos terroristas que se han cobrado la vida de miles de personas. Mantuvieron secuestrados a 52 empleados de la embajada de EEUU en Teherán durante 444 días. Durante décadas han organizado y armado a milicias radicales chiitas en Oriente Medio, cuya actuación ha sido global. En 1992 Hezbolá voló la embajada israelí en Buenos Aires, matando a 22 personas e hiriendo a 242. En 1994 otro coche bomba de Hezbolá contra la Asociación Mutual Argentina Israelita en Buenos Aires asesinó a 85 personas y provocó más de 300 heridos.
Hezbolá, Hamas, los Hutíes y milicias chiitas han desestabilizado Líbano, la autoridad palestina, Yemen e Irak, respectivamente. La Guardia Civil desde 2024 ha detenido a diversas personas en España de una trama para exportar componentes para drones a Hezbolá. El “eje de resistencia” patrocinado por Irán tiene como propósito declarado destruir Israel y combatir a las potencias suníes aliadas con Occidente.
El 7 de octubre de 2013 Hamas asesinó a más de 1.200 civiles israelíes y de otras nacionalidades y tomó 250 como rehenes. Desde entonces las fuerzas armadas de Israel han diezmado muy sustancialmente a Hamas y Hezbolá. Un alzamiento popular el pasado diciembre derrocó a Bashar al Assad. Su régimen, según las Naciones Unidas, fue responsable de la muerte de 300.000 sirios y la desaparición de otros 100.000. Se ha documentado la existencia de más de 130 fosas comunes. El general iraní Qasem Soleimani, comandante de la unidad Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, se desplazó a Damasco y organizó el entrenamiento y despliegue de 65.000 combatientes de Hezbolá y otras milicias que lucharon con Assad en una guerra civil que costó la vida a 500.000 sirios y desplazó a la mitad de la población.
Como tercer mayor productor de petróleo de la OPEP es muy cuestionable por qué Irán necesita energía nuclear. En cualquier caso, su pedigrí violento desde 1979 convertía su programa militar nuclear en una amenaza existencial para Israel y las potencias moderadas de la región. Durante décadas Teherán se dotó de un amplio arsenal de cohetes y drones y enriqueció uranio por encima del 90%, actividad cuyo objetivo primordial es fabricar una bomba atómica. La Agencia Internacional de la Energía Atómica denunció en junio de 2014 la intención de Irán de construir 6.000 centrifugadoras. La respuesta de Teherán fue desarrollar centrifugadoras más avanzadas. Contaba con 13.000 antes de los ataques.
Teherán rechazó en las negociaciones con EEUU en Omán suspender el enriquecimiento de uranio. Los bombardeos israelíes desde el 13 de junio mataron a decenas de oficiales militares, de la Guardia Revolucionaria y dañaron las instalaciones nucleares. Pero sólo los bombarderos B-2 de EEUU y sus bombas GBU-57 pueden destruir los búnkers de las centrales de enriquecimiento. El Pentágono asegura que se lanzaron catorce GBU-57 contra las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, que habrían sido destruidas.
Washington insiste que no busca un cambio de gobierno y que continua abierta a negociar el fin del programa nuclear iraní. Ali Jamenei y la cúpula del régimen se encuentran en paradero desconocido. No podrán dirigir represalias militares contra Israel, los países occidentales y sus aliados en el Golfo, cuyos activos militares en la región son sustanciales e incluyen dos grupos de portaviones de EEUU. La supremacía aérea occidental es total. Jamenei tampoco podrá cerrar el estrecho de Ormuz, por el cual se exporta un 20% del petróleo mundial. Si se produjera afectaría especialmente a China y otros países asiáticos porque las sanciones de EEUU y Europa contra Irán suspendieron la importación de crudo iraní.
A corto plazo el precio del barril de Brent y WTI ascenderá entre 3 y 5 dólares. Habrá volatilidad en las plazas bursátiles y se apreciarán monedas refugio como el franco suizo y el oro. Subirán las cotizaciones de empresas de petróleo, gas natural y vinculadas al sector militar.
Israel celebra públicamente el desmoronamiento de su peor enemigo. Arabia Saudita y los países suníes hacen lo propio en privado. La debilidad iraní es otro revés para Rusia y China. Pero Vladimir Putin tiene invertidos muchos recursos militares en la guerra contra Ucrania. Tuvo que asimilar la pérdida de su aliado en Damasco y sólo pudo ofrecer asilo a Bashar al Assad. Pekín tampoco intervendrá. En marzo importó 12,1 millones de barriles de petróleo diarios, el nivel más alto desde 2023. Una parte sustancial procedió de Rusia e Irán empleando petroleros que han logrado evadir las sanciones adicionales impuestas por Occidente contra Rusia e Irán.
Los catastrofistas vuelven a presagiar terribles consecuencias. Pero la inflación en EEUU en mayo fue del 2,4% a nivel interanual y la subyacente disminuyó al nivel más bajo desde 2021. En mayo en la eurozona la inflació bajó del 2,2% de abril hasta 1,9% a nivel interanual, lejos del 2,6% de mayo de 2024. Los índices bursátiles de Arabia Saudita, Qatar y EAU incluso han subido. Europa debe estrechar su cooperación con EEUU y dejar de importar LNG de Rusia y cualquier producto iraní.