Las razones por las que los cólicos renales pueden aparecer durante el embarazo
El cólico renal es una de las causas no ginecológicas más frecuentes de consulta en urgencias durante el embarazo. Aunque formar cálculos renales es poco habitual —se estima en 1 de cada 1.500 gestantes—, los cambios anatómicos, físicos, y bioquímicos que experimenta la mujer en esta etapa aumentan la probabilidad de sufrir este dolor intenso en la zona lumbar.
Así lo asegura la doctora Blanca Gómez-Jordana Mañas, médico residente adjunto del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), quien recuerda que el cólico renal es “un intenso dolor en el riñón que se produce por la obstrucción aguda e inesperada de la vía urinaria, siendo la litiasis (piedras) la causa más común de provocarla”.
Durante el embarazo, reconoce esta experta, es normal sentir molestias en la zona lumbar, si bien advierte de que las futuras mamás deben estar atentas ya que un dolor fuerte del riñón puede ser indicativo de cólico renal: “En ocasiones se produce la expulsión de la litiasis sin ningún síntoma de dolor. Sin embargo, lo más habitual es que en el transcurrir del cálculo por la vía urinaria éste se impacte en algún trayecto y produzca una obstrucción aguda a la salida de la orina, la cual comienza a almacenarse por encima de la zona del cálculo. El aumento de la presión en el riñón es lo que va a ocasionar este intenso dolor”.
Principales síntomas a tener en cuenta
Dice que el dolor se localiza en la región lumbar, de manera brusca, como un golpe fuerte. Se suele acompañar de náuseas y vómitos, malestar general, escozor al orinar, ganas de ir constantemente al baño (urgencia), micciones frecuentes (polaquiuria), o incluso observar sangre en la orina (hematuria); al tiempo que señala que en los casos más graves podría aparecer fiebre.
“Formar piedras (litiasis o cálculos) en el riñón durante el embarazo es algo poco frecuente, apareciendo en 1 de cada 1.500 embarazos, siendo algo más prevalente si la mujer gestante ya padecía este problema. No suele ser una patología grave y difícilmente afecta al curso del embarazo”, destaca.
Esta médica de la Fundación Jiménez Díaz explica, además, que pueden sucederse durante el embarazo porque se producen cambios diversos en la anatomía de la vía urinaria (en ambos lados).
“Esto va a favorecer tanto las infecciones de orina, como la formación de litiasis en el riñón. Es manifiesto un aumento en la actividad de filtración del riñón, con el consiguiente aumento de la cantidad de elementos de desecho. Estos, una vez en la orina (solutos), pueden llegar a convertirse en cristales, y estos en verdaderos cálculos. Sumado a la compresión que el útero hace sobre la vejiga y sobre las vías urinarias, suponen un cierto obstáculo a la salida de la orina, y predispone a la mujer embarazada a la formación de litiasis en el riñón, y a poder tener un cólico nefrítico cuando el riñón intenta expulsar el cálculo al exterior”, subraya esta especialista.
Ahora bien, sí avisa de que no todos los cólicos en el embarazo son producidos por litiasis renales, sino que hay ocasiones en las que puede presentar el dolor del cólico simplemente por la dilatación renal que se produce por esta compresión uterina, que es mayor en el segundo y tercer trimestre del embarazo; y más frecuente en el lado derecho por la dextrorrotación del útero, sin que haya una litiasis subyacente. “Muchas veces no podemos saber si este dolor cólico es de causa litiásica o compresiva, pero el tratamiento realizado para ambos casos será el mismo”, asevera la experta de Quirónsalud.
No afecta directamente al bebé
No obstante, Blanca Gómez-Jordana Mañas lanza un mensaje de tranquilidad apuntando que tener piedras en el riñón no afecta directamente al feto, ni a su desarrollo durante el embarazo.
“No produce malformaciones, ni impide el crecimiento del bebé. Pero el dolor prolongado que produce el cólico renal sí puede suponer presentar un parto prematuro (que el bebé nazca antes de la fecha prevista). Por tanto, es fundamental que, junto al ginecólogo, el urólogo oriente el mejor diagnóstico y ofrezca los mejores tratamientos en cada caso”, añade.
Cómo se puede tratar
En este sentido, aclara esta médico residente adjunta del servicio de Urología de la Fundación Jiménez Díaz que cuando el urólogo tiene la sospecha de que nos encontramos ante un cólico renal llevará a cabo una serie de estudios de diagnóstico, entre los que se incluyen una analítica completa y una ecografía abdominal: “Ésta no supone ningún riesgo para el feto, ni para la madre. Permite identificar la litiasis en el riñón y/o imágenes (hidronefrosis-dilatación renal) indirectas de que esta piedra se encuentra en algún lugar de la vía urinaria, habitualmente en el uréter”.
Asimismo, precisa que el tratamiento principal del cólico renal es la medicación analgésica para el control del dolor, unos “fármacos seguros durante el embarazo”, pudiendo administrarse por vía intravenosa en caso de no ser resolutivos por vía oral. “Sólo se administrará antibiótico si el cólico se asocia a una infección urinaria. En estos casos estamos ante una situación más grave, un ‘cólico renal complicado’ (séptico), que precisa un abordaje veloz y preciso. El calor local con una bolsa de agua caliente puede ayudar a aliviar este dolor. En caso de presentar náuseas y vómitos se puede administrar medicación para controlarlos”, detalla.
Tras la aplicación de estas medidas, lo esperado es la expulsión espontánea de estos cálculos y no requerir más tratamiento. La hidratación, bien mediante sueroterapia intravenosa o por vía oral será necesaria durante estos momentos, tal y como añade, así como a la hora de evitar la formación de nuevos cálculos.
Finalmente, mantiene esta experta que el cólico renal complicado, séptico, anúrico o rebelde al tratamiento analgésico convencional, es menos frecuente, pero no por ello raro. “Cuando la litiasis obstruye completamente la vía urinaria, y la orina no puede salir (anuria), cuando el cólico cursa con fiebre provocando una sepsis, o cuando es imposible controlar el dolor con la analgesia convencional, es necesario realizar la derivación urinaria”, remarca.
Se trata, según detalla, de una intervención quirúrgica realizada por el urólogo mediante la cual se resuelve la obstrucción y se facilita el paso de la orina acumulada en el riñón por encima de la obstrucción. “Se puede y se debe hacer si esta grave situación ocurre durante el embarazo. Rara vez hay que recurrir a tratamientos para destruir o extraer la litiasis responsable. Esta actuación se traslada hasta después del parto. Eso sí, la Litotricia Extracorpórea por Ondas de Choque (LEOC), está contraindicada realizarla durante el embarazo”, apunta.