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Октябрь
2025

Coalición Canaria le roba a Junts la careta de «oposición»

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ACoalición Canaria, el partido político, le pasa un poco como al territorio al que representa. Desde dentro de la M-30 se tiene a ambos como algo apartado, esquinado, un ente lejano al que no hace falta prestarle demasiada atención, salvo cuando quieres algo de él, ya sean unas vacaciones en la playa (en el caso del territorio) o un voto a favor (en el caso de la formación política). Pero ayer en el Senado, durante la comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión que investiga la presunta corrupción dentro del PSOE, los canarios dieron la campanada.

Entre las expectativas que unos no cumplieron, y los masajes deliberados de otros, Coalición Canaria se echó a las espaldas el peso de los socios de investidura y aprovechó para preguntar al presidente cosas que, en teoría, deberían interesar en un ejercicio activo de ciudadanía: ¿Sabía lo que pasaba y piensa asumir alguna responsabilidad? A través de su senador Pedro Sanginés, la formación se situó en el contrapeso. Podría decirse que le robaron a Junts la careta de partido de la oposición. O, como repite Fernando Tejero a través de uno de sus personajes, podría decirse también que ayer en el Senado hubo un giro dramático de los acontecimientos.

Pedro (Sánchez) sonrió a Pedro (Sanginés) como quien se encuentra a un viejo amigo, porque el canario fue presidente del Cabildo de Lanzarote y coincidieron en alguna visita del presidente a su residencia de La Mareta. Pero Sanginés no estaba para cordialidades y fue directo al lío. Le preguntó si tuvo la responsabilidad política de nombrar a José Luis Ábalos como secretario de Organización del PSOE. «Recae en mí», reconoció Sánchez. Le preguntó si tuvo también la responsabilidad política de nombrarle ministro. «También». ¿Y diputado después? «Ya he respondido previamente. Sí».

No deberían hacer falta más preguntas, señoría, y las conclusiones se sacan solas: en política, dijo Sanginés, «el perdón no basta cuando se tiene la máxima responsabilidad de un partido o de un Gobierno» y «habría que asumir responsabilidades ante los españoles». El senador le afeó a Sánchez que estaba haciendo un ejercicio de «profunda hipocresía política» al atrincherarse en que su actuación no ha encontrado (de momento) reproches penales.

Y es que para muchos este es el quid del asunto. Tanto el PSOE como Sánchez se vanaglorian, y mucho, diciendo que ellos actuaron al momento tras conocer la detención de Koldo García. El abecé de sus excusas siempre recae en que, al instante, exigieron el escaño a Ábalos. ¿Por qué? Porque consideraban que tenía responsabilidades políticas.

Pero luego cayeron Ábalos y Santos Cerdán y debe de ser que esa responsabilidad es como el plomo, que no flota, no se eleva y ahí se queda.

Por eso, por lo de que de alguien debería responder ante todo esto, Coalición Canaria pide a Pedro Sánchez que se someta a una cuestión de confianza. Lo dijo hace unos días la dirección del partido y lo ratificó su senador. Es un extremo al que ahora mismo no llega ningún socio de investidura, a pesar de que el otoño es estación y metáfora. Ni siquiera lo pide Junts, que ya lo hizo en su momento y lo retiró a cambio de algo que, seguramente, no se cumplió, y que ayer se estrenó como partido de la oposición, etiqueta autoimpuesta porque elecciones, en principio, no ha habido. Hasta Sánchez reconoció que no entendía qué significa que hayan pasado a la oposición y, como quien no hace demasiado caso a la pataleta de un niño, insistió en que su Ejecutivo va a seguir trabajando «para que los acuerdos se cumplan». El senador de Junts Eduard Pujol fue a colocar su mensaje y, entre acusaciones de que los líderes independentistas han sufrido lawfare, que los Rodalies funcionan mal y que el pacto de Bruselas no se cumple, se le coló un poco de responsabilizar a Sánchez por la corrupción en el PSOE. En el totum revolutum del independentista es igual de grave que Sánchez no cumpla lo pactado con Carles Puigdemont que el hecho de que no se considere culpable de los males y las corruptelas del PSOE. Pujol le llamó Houdini, por ser un maestro del «escapismo». «La culpa es de todo el mundo, menos de usted», dijo, en un tono irónico que para Sánchez sirve de sentencia suficiente para salir del paso.

Aunque Sánchez no se mostró incómodo en prácticamente ningún momento, es cierto que los socios empiezan a mostrar signos de hartazgo. «Nos preocupa que no haya sido capaz de responder y concretar ninguna medida eficaz para acabar con la corrupción y evitar que vuelva a pasar», reconocen en privado fuentes de ERC. Pero no todos están ahí y algunos, como Carla Antonelli, senadora de Más Madrid, defendieron al presidente más de lo que se defendió a sí mismo. Y al Gobierno y a su mujer y a todos. Visto lo visto, Sánchez podría abandonar sus vacaciones en Lanzarote y montar la jaima en el jardín de Antonelli.




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