Está bien que se hagan tanques de tormentas en Sevilla porque son un seguro contra las inundaciones para una ciudad seca que ha vivido serias tragedias provocadas por el agua. Sería además importante que toda el agua que llega a estos tanques, cuya capacidad supera los 40.000 metros cúbicos, se pudiera reciclar para el baldeo de las calles. Y aún mejor sería que el Ayuntamiento proyectara, con la ayuda de todas las administraciones, un tanque sumidero para las tormentas políticas generadas a resultas de catástrofes meteorológicas, de las que los partidos vienen haciendo un motivo de crispación en vez de una oportunidad para remangarse con el fin de que las instituciones estén al nivel que les reclaman los ciudadanos.