Emprender para echar raíces: el giro de una ovetense al cultivo ecológico
El traslado desde un empleo estable a la agricultura exige una fuerte convicción. En el caso de Alba Ortiz, esa convicción la llevó desde el entorno aeroportuario hasta una finca dedicada a la producción de moras ecológicas en la parroquia de Colloto (Asturias). El proyecto surge dentro de un contexto de búsqueda de conciliación familiar, retorno al campo y apuesta por los productos locales.
Un cambio profesional decidido
Durante 12 años trabajó Alba Ortiz en el entorno del aeropuerto de Asturias. Según se relata en medios regionales, su motivación principal para cambiar fue disponer de tiempo para sus tres hijos y poder responder a una inquietud personal: “darle la vuelta” a su trayectoria profesional. Fuente RTPA
El lugar elegido, Colloto —situado entre los concejos de Oviedo y Siero— ofrece el marco rural ideal para esta transformación.
El proyecto: moras ecológicas bajo la marca ‘3.000 raíces’
La finca de Alba se comercializa bajo la denominación “3.000 raíces”. Actualmente cuenta con unas 3.000 plantas de mora, que producen en torno a 2.000 kg al año.
El enfoque es doble: producción ecológica y venta directa al cliente. Alba se plantea incluir ahora frambuesas al cultivo, motivada por la demanda que observa: “hay mucho interés de los consumidores”, según declaraciones recogidas en redes.
Por qué moras
- Fertilidad de la tierra y el clima asturiano favorecen el fruto rojo.
- Menor escala, lo que facilita el control ecológico y la venta directa.
- Demanda creciente de alimentos de proximidad y ecológicos.
Modelo de venta y producción
El modelo apuesta por una cadena corta: cultivo, recolección y comercialización local. Esto permite mejorar márgenes y conectar con el consumidor que busca productos auténticos y de la zona.
Retos y aprendizajes del cambio
El cambio de un entorno tan estructurado como el aeropuerto a la agricultura requiere adaptarse a nuevas rutinas. Alba ha tenido que aprender sobre cultivo, comercialización, logística. Aun así, considera que el sacrificio se ve compensado por la sincronía con su proyecto de vida.
También ha tenido que construir una red de apoyo: asesoría agraria, posicionamiento de marca, canales de venta … Estos elementos son clave para que proyectos como el suyo funcionen en el medio rural.
Conciliación y calidad de vida
Una de las motivaciones principales es conciliar vida profesional y familiar. Al desarrollar el proyecto en su entorno, logra mayor flexibilidad y presencia familiar.
Contribución al territorio
Proyectos así fortalecen el tejido rural y la producción agroecológica asturiana. También sirven de ejemplo para nuevos emprendedores que buscan salidas distintas al empleo urbano convencional.
Claves del éxito y lo que viene
Alba identifica varios factores que han sido esenciales para que su paso al campo sea viable:
- Definir claramente el producto: moras ecológicas, marca propia, venta directa.
- Aprovechar su entorno: suelo y clima adecuados, proximidad al cliente.
- Visión a medio plazo: escalabilidad prudente, incorporación de frambuesas.
En su hoja de ruta para los próximos años figura ampliar la variedad del cultivo, potenciar su presencia digital y fortalecer la marca “3.000 raíces” en mercados locales y directos.
Este caso muestra cómo un cambio profesional bien planificado, con base territorial y visión, puede transformar no sólo una vida, sino también aportar valor al medio rural. Alba Ortiz es un ejemplo de ese nuevo perfil de emprendedor que, al echar raíces literalmente, está sembrando también un futuro distinto para su entorno.
