Economía de Estados Unidos resiste, pero con caída de empleo y presión del costo de vida
La economía de Estados Unidos crece en torno al 3% anual, pero lo hace en un contexto de presiones inflacionarias, menor creación de empleo, aranceles agresivos y una deuda pública que supera los US$38 billones. Tras el cierre de Gobierno más largo de su historia, que generó el mayor apagón informativo económico, los gigantes financieros de Wall Street esperan una ola de datos que definirá si la recuperación se abre paso.
Según apunta Alan Fairlie, docente de Economía Internacional de la PUCP, la economía americana revirtió un mal primer trimestre tras crecer 3,8% en el segundo, incluso por encima de lo proyectado. “Esta recuperación se dio por dos factores: el rebote de las importaciones tras la caída del primer trimestre por temor a los aranceles, y un mayor gasto del consumidor, sobre todo en bienes duraderos como automóviles”, expuso a La República.
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Sin embargo, la recuperación puede opacarse por la debilidad en el mercado inmobiliario, laboral y una fuerte polarización económica entre quienes perciben más ingresos.
Edmundo Lizarzaburu, docente e investigador de ESAN, coincide en que la economía de Donald Trump muestra signos mixtos. “Hay trimestres de alto consumo y otros de bajo. Se evidencia estancamiento del mercado laboral e impacto en la inflación. Creo que el PBI no debería pasar del 2,8% a fin de año”, dijo.
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El cierre de Gobierno —que superó las seis semanas— retrasó informes sobre empleo, inflación, crecimiento y gasto, y dejó a economistas navegando con indicadores incompletos.
Consumo empujado por los más ricos
Los números muestran que los estadounidenses están comprando más, pero no todos (2,5%). “Buena parte del gasto que se está impulsando es de hogares con holgados ingresos. Los más bajos están con presupuestos ajustados y mayor costo de vida”, agregó Fairlie.
Los precios del café, la carne de res y los plátanos aumentaron de forma pronunciada en el último año: más de 40% en café molido tostado, 11,5% en carne molida y 8,6% para los plátanos, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS). Ante la presión, Trump ha anunciado reducciones de aranceles a estos productos tras acuerdos con cuatro países latinoamericanos.
Aun así, la percepción ciudadana es desfavorable. Según arroja una encuesta de NBC News, solo 30% de los votantes cree que Trump cumplió con sus promesas sobre inflación y costo de vida. Un sondeo de CNN indica que apenas 27% siente que sus políticas mejoraron la situación económica, menos de la mitad de quienes consideran que la empeoraron. La confianza del consumidor cayó a 50,3 puntos, su nivel más bajo en tres años y cercano al mínimo histórico de 2022.
Un mercado laboral en retroceso
La creación de empleo se ha convertido en la señal más incómoda de la economía estadounidense. En octubre apenas se crearon 42.000 puestos, la mitad de lo que normalmente ocurre en ciclos expansivos. Como factores, se asoma la incertidumbre política. “Los agentes económicos no invierten hasta que se aclare el panorama de aranceles y una caída en los flujos migratorios”, apuntó. A ese problema se suma que el informe de empleo de octubre carecerá de tasa de desempleo, pues la encuesta a hogares no se realizó durante el cierre de Gobierno. “Tendremos solo la mitad del reporte”, adivirtió Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional.
Lizarzaburu atribuye la menor creación de empleo a la pérdida de masa laboral —jubilados que salen del mercado— y a los efectos rezagados de la pandemia, que todavía influyen en la dinámica laboral. Añadió que la tecnología y la inteligencia artificialestán eliminando puestos, pero que “el verdadero problema es la falta de reconversión laboral”.
Al mismo tiempo, Wall Street marca nuevos máximos. “Las empresas están priorizando eficiencia para ser más competitivas. Si no fuera así, el S&P 500 no estaría en niveles históricos. Allí hay un indicador contradictorio: no se genera empleo, pero las compañías siguen siendo rentables”, anotó.
Con una inflación del 3%, impulsado por un alza de 4,1% en gasolina y presiones en energía, alimentos y vivienda, la Reserva Federal de EE.UU., tiene que lidiar entre si enfriar demasiado la economía o reavivar los precios al recortar tasas con rapidez, algo que Trump viene presionándole.
Sobre la deuda de US$ 38 billones, Fairlie advierte que los principales tenedores de bonos del Tesoro son China y Japón. “Si hubiera ventas masivas, las tasas subirían y el financiamiento se complicaría”. Lizarzaburu coincide en la gravedad, pero recuerda que EE. UU. siempre ha cumplido. Sin embargo, “ahora necesita crecer más rápido para poder pagar su deuda”.
2026 se asoma con tres riesgos
Para el próximo año, se asoman tres riesgos como el deterioro laboral, la presión arancelaria y el desbalance fiscal. “Si se combinan estos factores, hay elementos que preocupan a inversionistas”, señala Farilie
En la mirada de Lizarzaburu, otro riesgo es la inflación, pero también señala que puede haber mejor relacionamiento comercial.
La inflación supera el crecimiento salarial después de impuestos desde inicios de 2025, con salarios reales que avanzan en 1% en los hogares más pobres y 2% en los de ingresos medios.
Bank of America advierte que casi un tercio de los hogares de ingresos bajos vive de cheque a cheque, un aumento respecto a los últimos dos años.
Para Moody’s, la resiliencia de la economía contrasta con un mercado laboral caracterizado por la moderación de las contrataciones.
