Cambio de tendencia: los conductores dan la espalda al coche eléctrico y vuelven a la gasolina

La industria del automóvil, que durante años ha invertido miles de millones en una transición hacia la electrificación que se vendía como «inevitable», está recibiendo un severo baño de realidad este final de año. Un nuevo estudio global de la consultora Ernst & Young (EY) confirma lo que muchos ya sospechaban a pie de concesionario: la fiebre por el coche eléctrico se está enfriando de forma estrepitosa. Lejos de abrazar el futuro de las baterías , el consumidor está protagonizando un giro inesperado hacia lo conocido. Lo que parecía un camino de una sola dirección se ha convertido en una carretera de doble sentido donde los motores de combustión interna no solo resisten, sino que recuperan el terreno perdido. Los datos del informe de EY son contundentes y rompen con la tendencia a la baja de la última década. De entre los consumidores que planean adquirir un vehículo en los próximos 24 meses, el 50% afirma que elegirá un modelo de combustión interna, lo que supone un incremento del 13% respecto al año anterior. En la otra cara de la moneda, el interés por los vehículos 100% eléctricos se desploma un 10%, situándose en un discreto 14% de la intención de compra. Pero el dato más revelador es el contagio del escepticismo a los híbridos : esta tecnología «puente» también cede un 5%, quedándose en un 16%. Además, un preocupante 36% de los potenciales compradores de eléctricos están considerando retrasar o cancelar su decisión debido a la inestabilidad geopolítica. El informe señala directamente a la política como el motor de este cambio de mentalidad. El panorama ha dado un vuelco radical impulsado por dos factores clave. En el primer año de su segundo mandato, la administración estadounidense ha desmantelado g ran parte de las normativas de emisiones CAFE . Esto ha dado vía libre a los fabricantes para volver a priorizar los motores térmicos, alineándose con una demanda real que el mercado norteamericano nunca llegó a abandonar del todo. El segundo factor llega directamente desde Europa . La otrora férrea prohibición de vender motores de combustión para 2035 parece ahora «papel mojado». La Unión Europea ha comenzado a recalibrar su hoja de ruta, abriendo la puerta a la supervivencia de los motores térmicos mediante combustibles sintéticos y la extensión de la vida de los híbridos. El mensaje que le ha llegado al consumidor es claro: la gasolina todavía tiene mucha vida por delante. Los problemas de infraestructura de carga, el elevado coste de adquisición de los eléctricos y la volatilidad de las normativas han provocado que el comprador medio, ante la duda, decida apostar por la fiabilidad y sencillez de la mecánica tradicional. La pregunta que queda ahora en el aire es qué harán los fabricantes que hipotecaron su futuro exclusivamente a la batería . Por el momento, el 25 de diciembre de 2025 queda marcado como el día en que los datos oficiales confirmaron que el idilio eléctrico ha entrado en crisis.