Puigdemont debe suspender el referéndum ante la gravedad de la situación

Esa decisión de suspensión del referéndum debe estar soportada en tres argumentos esenciales: en la necesaria unidad de los catalanes ante el brutal ataque del terrorismo islámico; porque un gobierno que se coloca fuera de la ley no puede luchar contra el terrorismo ni coordinarse con el Estado y la policía internacional; y porque se han detectado graves errores en la prevención de este ataque terrorista porque hace dos meses que la CIA alertó a las autoridades catalanas del riesgo de un ataque inminente del terrorismo islámico ¡en  las Ramblas de Barcelona’.

Pero a pesar del aviso de la CIA ni la Generalitat ni la alcaldesa de Barcelona Ada Colau tomaron medidas de protección de las Ramblas como lo han hecho en las vías comerciales de otras ciudades europeas, después de lo ocurrido en los atentados con vehículos ocurridos en Niza, Berlín y Londres. De lo que se desprende una responsabilidad política de negligencia tanto de la Generalitat como de la alcaldía de Barcelona.

Y lo que demuestra que el Gobierno de la Generalitat no está dedicado a gobernar su país como debiera -se vio también en los ataque de los amigos de la CUP a los turistas y en la huelga del Prat- sino a urdir subterfugios para burlar la ley y violentar el Estatut, la legalidad y la Constitución en pos de un proceso hacia la independencia que estaba condenado a fracasar.

Además en el seno de la coalición secesionista de los partidos PDeCAT, ERC y CUP se han detectado graves divergencias internas por temor de los líderes políticos, sobre todo de Oriol Junqueras, de ser inhabilitados por el Tribunal Constitucional. Lo que les impediría presentarse de candidatos a las elecciones autonómicas del otoño que se presentan como la alternativa al referéndum y que según las últimas encuestas podría ganar ERC.

Asimismo, la suspensión del referéndum y del proceso secesionista puede permitir un periodo de diálogo entre el Gobierno de Rajoy y la Generalitat para normalizar una situación que Puigdemont y sus aliados han llevado por un camino imposible y demencial. Una cabalgada ciega de la que el terror islámico y criminal los acaba de derribar para ponerlos en contacto con la cruda y en este caso muy dura realidad.

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