El Qarabag, el rival del Atlético en Champions, un campeón en el exilio
El conflicto bélico entre Armenia y Azerbaiyán por el territorio de Nagorno-Karabag obligó al rival del Atlético esta noche a abandonar su casa hace ya 24 años. Salió de Agdam a la fuerza y se instaló en Bakú, la capital azerí. Y allí vive con la conciencia de ser un exiliado, lo que no le ha impedido convertirse en el mejor equipo del país. «Eso no se pierde, está en el corazón del club», explica Rubén Sellés, el español que ejerce de asistente técnico y de preparador físico en el campeón de Azerbaiyán. «Hay muchos actos durante el año, políticos y del club. Está latente esa sensación a pesar de que hace tres años el club construyó una ciudad deportiva en las afueras de Bakú», añade.
El Qarabag no tiene que ir muy lejos a buscar la memoria de la guerra que vivió su territorio entre 1988 y 1994. «Tenemos dos jugadores refugiados de la guerra. Y mi compañero de habitación en las concentraciones es otro técnico que jugó en Qarabag», cuenta Sellés. El técnico español llegó allí por las referencias que tenía el entrenador, Gurban Gurbanov, de su trabajo en el Neftchi Bakú, el principal rival del Qarabag.
Llegó en mayo de 2015 para trabajar como asistente técnico y ocuparse, entre otras cosas, del análisis de los rivales, pero la enfermedad del preparador físico hizo que se hiciera cargo también de esas funciones. La adaptación fue más sencilla para él, que aparte de haber trabajado ya en Azerbaiyán, fue en 2010 ayudante de Igor Lediakhov en el Shinnki Jaroslavl, de la segunda división rusa. «Tuve que aprender a la fuerza porque si no, no podía comunicarme», recuerda. «Luego en Bakú tenía una profesora, estaba todo el día practicando y me manejo», afirma. Lo más difícil para él es «la asociación de sonidos» del alfabeto cirílico.
La comunicación dentro del equipo parece complicada. «El entrenador habla en ruso y en azerí. Luego hay un traductor que traduce al inglés. Y otro traductor que traduce a otros cuatro idiomas. Entre ellos, el español», dice. Pero no supone un problema. «Cuando hay buena voluntad te entiendes. Hay un par de jugadores que hablan inglés aparte de ruso. No es difícil», añade.
En el equipo hay dos jugadores españoles, Quintana y Míchel, pero Sellés prefiere separar la parte personal y la profesional. Ellos son jugadores y él, entrenador. La relación es buena, pero no conviene mezclar. Además, Bakú no tiene las dificultades de adaptación que se encontró en Jaroslavl. «Para pedir la comida en el hotel llamaban a la única persona que hablaba inglés. Y si no, por señas», cuenta.
El Qarabag es el primer club del país en disputar la fase de grupos de la Liga de Campeones. Un acontecimiento histórico para Azerbaiyán. «La gente se echó a las calles y nada más aterrizar nos recibió el presidente del país», afirma Sellés. Llegar a la Champions era casi una exigencia para el equipo. «Es el club más profesional de Azerbaiyán. Nuestro entrenador controla el día a día del club de la mano del director general. Todo va organizado de manera piramidal», explica. Y el objetivo para ello es competir, aunque el primer contacto con la realidad fue duro. Perdieron 6-0 en el debut contra el Chelsea en Londres. «Sabemos que esto es un proceso, pero no lo hemos digerido ninguno», dice el técnico español del Qarabag. «Nos sirvió para afrontar el partido de la Roma de forma diferente. Pudimos empatar», afirma. Su objetivo es aprender sin dejar de competir.