Entrevistamos a Luz Iglesias

Luz: Empecé a acudir a las carreras cuando mi hermano debutó a los catorce años en ciclismo de carretera, yo por entonces tenía doce años y como me aburría un poco en las carreras mi padre me regaló la que fue mi primera cámara reflex, una Yashica 109 analógica completamente manual.

Luz: La verdad es que hasta hace trece años el mundo del mountain bike y del ciclocross era completamente desconocido para mí. En la mítica carrera de Samil conocí a mi pareja, Álvaro Rey, corredor del Club Ciclista Cambre. Al igual que hacía con mi hermano, empecé a acompañarlo a las carreras y fue él quien me regaló mi segunda cámara reflex, una Olympus E-400, la primera automática y digital que tuve. Comencé por sacarle fotos a él y a sus compañeros de equipo, luego fui haciendo amigos en las carreras y con los años pase de realizar cien fotos a mil.

Luz: Me pones en un aprieto, me gusta las dos modalidades, puede que el ciclocross porque los circuitos son más accesibles y puedes disfrutar del espectáculo rodeado de los amigos. Pero por otra parte me encanta perderme por los circuitos de mountain bike, buscar las bajadas más técnicas, que suelen ser más largas y arriesgadas que las de ciclocross y ver como bajan los ciclistas.

Luz: De mountain bike lo tengo claro, barro para casa, mi preferido es el de Cambre. En concreto la bajada de la autopista, la cual tiene un tramo muy empinado de entrada y luego una curva a izquierdas que pone a los corredores en aprietos.

Respecto al ciclocross lo tengo mucho más difícil para elegir un favorito, en Galicia tenemos la suerte de tener unos circuitos preciosos y muy distintos entre ellos. Me viene a la cabeza la castillería de Maceda, o los charcos que se forman en Boiro, la subida de La laboral. Hace tres años apareció el circuito de Santiago, el cual es muy fotogénico, o el de Ferrol... lo cierto es que me gustan todos.

Luz: Me encanta el barro, soy de las que cuanto más barro mejor. Para mí no hay nada más emocionante que ver a los corredores trazar sobre él. Lo que más me gusta es cuando se forman charcos y los ciclistas abren el agua al pasar con la bicicleta, me parece algo precioso. Si hay un charco o un tramo de barro en un circuito lo más seguro es que me encuentre allí, me da igual mancharme o mojarme con tal de no perderme el espectáculo.

Luz: En realidad no soy la única fotógrafa, pero sí que soy la única que no tiene hijos compitiendo. Para mi es increíble observar como los niños tienen la capacidad de superan todas las barreras que se les presentan. Muchas veces veo como sus propios padres los subestiman, es típico que monten revuelo en los circuitos, que si una bajada es peligrosa o una subida es imposible, luego llegan los niños y en dos pedaladas demuestran lo equivocados que están. La gente ajena al deporte tiende a pensar que un niño practica ciclismo porque sus padres lo han influenciado en esa dirección y es todo lo contrario, a lo largo de todos mis años en el mini btt, he sido testigo de cómo muchos padres se estrenaron en el mountain bike y en el ciclocross tras ver competir a sus hijos. 

Luz: Me encantaría acudir a una Copa del mundo de Ciclocross, a poder ser en Bélgica. No me gustan mucho las multitudes, pero por ver una carrera de ese nivel en la cuna del ciclocross, estaría dispuesta a soportarlo. El año pasado fui con unos amigos a Vallnord para ver la World Cup de DH y XCO y lo pasamos en grande. Esa fue la última carrera de José Antonio Hermida y el primer podium de Pablo Rodríguez Guede en la World Cup, y es un honor poder decir que yo estuve allí.  

Luz: Actualmente tengo una Olympus OMD M5 Mark II, que es una Evil, lo que viene a significar que no es Reflex y que posee un visor electrónico. Aunque ahora mismo está camino de Portugal para reparar y en las dos últimas pruebas Jorge Valwind me ha prestado su Nikon D-90, también conocida como la “sacaculos”.

Luz: La verdad es que la fotografía que más me gusta es la fotografía de la naturaleza, me fascina el trabajo de Ansel Adams, sus paisajes en blanco y negro; o los retratos de vida salvaje de Fritz y Gisela Pölking. 

Apenas conozco del mundo de la fotografía deportiva, pero sigo muy de cerca todo el trabajo de Kike Abelleira y de los hermanos José y Manuel Dominguez. Son grandes profesionales, con un grandísimo talento. Cuando veo algunas de sus fotografías me quedo asombrada de la manera que consiguen reflejar los distintos aspectos del mundo del ciclismo.

Luz: Tengo muchas pero en concreto a la que le tengo mucho cariño es la que le saque a mi pareja hace muchos años en Ames, era un día de perros, llovía a mares. Todo el mundo me decía que guardara la cámara y que me resguarda de la lluvia pero me fue imposible, se les veía en la cara que lo estaban pasando genial y yo no quería perdérmelo. Cuando Álvaro la vio le encanto y a día de hoy sigue usándola para casi todo, solo le falta ponerla en el carnet.

Luz: Principalmente que sea muy nítida y que esté bien enfocada, luego intentó encuadrar tanto al ciclista como a la bicicleta, no me gusta cortar miembros o cortar la bici por la mitad. Si me queda borrosa o movida la borro sin pensarlo dos veces.

Luz: Pues muy poco. De camino a casa las vuelco al ordenador, las repaso una vez para borrar las que considero que están mal, si  alguna quedó algo oscura o clara la retoco un poco, en unos treinta o cuarenta y cinco minutos las tengo listas. Dependiendo de las que sean tardó más o menos en ponerles marca de agua y colocarlas online. Normalmente en unas tres horas están revisadas, retocadas y subidas, la mayoría del proceso lo hace el ordenador solo.