Ciudad de Madrid, siete años contaminada
Diferentes factores como las altas temperaturas, la falta de precipitaciones y el tráfico durante este año 2017, han propiciado que la capital española haya sumado su séptimo año consecutivo como ciudad contaminada.
Además, el consumo de combustibles fósiles para la generación de electricidad, el transporte, la industria y los hogares, los procesos industriales y el tratamiento de residuos favorecen que la calidad del aire madrileño no sea la más adecuada.
Según Ecologistas en Acción, y a pesar de las restricciones al tráfico que se han aplicado en siete ocasiones durante este año, la media anual de dióxido de nitrógeno (NO2) en la Cuidad de Madrid ha sido de 41 microgramos por metro cúbico, superior a la de 2016 y a las directrices que marca la Unión Europea.
15 estaciones situadas en Madrid han registrado niveles superiores a los 40 µgr/m3.
La falta de medidas más efectivas aleja a los madrileños de la posibilidad de contar con un aire limpio en su ciudad desde hace siete años, cuando se sobrepasó por primera vez el límite de NO2 fijado por Bruselas. Por otro lado, la contaminación por ozono y las partículas inferiores a 10 micras de diámetro (PM10), con consecuencias más peligrosas para la salud, también superan los niveles recomendados.
Además, España en su conjunto sigue estando en lista de países europeos que sobrepasan los límites marcados, por la contaminación en otras ciudades como Barcelona, Sevilla o Salamanca, y por ello, podría ser multada. De hecho, Bruselas ya ha amenazado con llevar a los tribunales a cinco países: Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España.
Ante la presión europea y la de las grandes organizaciones que velan por el medioambiente, el Ayuntamiento de la capital acaba de anunciar que empezará a aplicar en 2018 limitaciones permanentes al tráfico para intentar cumplir con Bruselas, pues, aparte del éxito que tuvo la creación del carril bus-vao, no se han realizado grandes avances respecto a este asunto en los últimos años.
Estas medidas contra el tráfico son absolutamente necesarias, puesto que el cambio climático y sus consecuencias, provocan situaciones meteorológicas estables favorables a la acumulación de la contaminación atmosférica.
A pesar de que los niveles analizados en la capital española son demasiado altos, por el momento no anticipan impactos a la salud, según datos del Proyecto Mundial del Índice de Calidad del Aire.