El ingeniero que subió el agua corriente hasta el Alcázar de Toledo con la sola fuerza del río Tajo
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Fruto de la investigación de Cristiano Zanetti, y comisariada por Cinzia Galli y Gema Hernández, esta exposición tiene el objetivo de utilizar la trayectoria de Turriano para presentar al visitante ese periodo histórico, situado entre el Renacimiento y la Revolución científica (La Edad de lo Nuevo), en la que España ocupa un lugar central y casi tan olvidado como alejado de las connotaciones oscurecidas por la leyenda negra.
Turriano nace en 1500 en Cremona (Lombardía, Italia). Relojero, ingeniero y matemático en la corte española entre los años 1547 y 1585, año de su muerte en Toledo, su trabajo cubre cuatro décadas en las que realizó en España «increíbles ingenios mecánicos» como el mencionado artefacto de Toledo, el «popular autómata» nombrado como el «Hombre de Palo» o el reloj Cristalino, que fue el primer invento capaz de reflejar con alta precisión la posición de los astros. El montaje que reúne documentos, obras artísticas y recreaciones de los proyectos de su vida, explica cómo el relojero de Carlos V fue un producto de su tiempo y no un genio aislado, y se aclararán las razones por las cuales su figura fue tan importante para sus contemporáneos y «lo es aun en la actualidad».
Vista de Toledo con el artefacto hidráulico escalando hacia el AlcázarEl artificio hidráulico conseguía elevar el agua del Tajo hasta el Alcázar, casi 100 metros por encima, usando la propia energía hidráulica del río. Sus brazos de madera formaban un engranaje que iban pasando el agua en altura creciente. Turriano es un precursor de la revolución científica con sus inventos y debe reivindicarse su influencia en la unión política de Europa a través de la cultura.
Destaca en la muestra el busto de Turriano en mármol, obra de Pompeo Leoni y procedente del Museo de Santa Cruz de Toledo.