Un amor trágico con esperanza
Cuando los Beatles cantaban en 1968 «All you need is love», es decir, «todo lo que necesitas es amor», parece que no conocían la historia de Romeo y Julieta, ni de Tristán e Isolda, ni de Abelardo y Eloísa, ni de Diego Marcilla e Isabel de Segura, ni de Zeus y Semele, ni siquiera, y esto es lo chocante, del propio John Lennon y Yoko Ono. Todas estas ilustres parejas de amantes tenían ese gran amor entre ceja y ceja, esa pasión que los cubría por completo, incluso los movía hacia el bello infinito, a lugares tan lejanos que les hacía cantar casi sin darse cuenta cosas como «¡todoooo lo queeee necesitassss es amooor». Sin embargo, luego venía todo lo que decían que no necesitaban, es decir, todo lo demás, la salud, el tiempo, sus vecinos, sus prejuicios, sus enemigos, sus perseguidores y los mataban.
Entonces parecía evidente que todo lo que necesitaban no era sólo amor, necesitaban más cosas. Si los Beatles hubiese cantado: «Todo lo que necesitas es amor y quizá algo de suerte y, si no es mucho pedir, estabilidad y aceptación socia y económica», pues sería la canción más verdadera de la historia. Por suerte o por desgracia, ni a la poesía ni a la música les importa un bledo la verdad. Porque claro que necesitas el amor, pero aquel que piensa que sólo necesita eso no sabe que al conseguirlo dejará de necesitarlo y entonces... morirá.
La trágica historia de «Romeo y Julieta» es un claro ejemplo. Los amantes adolescentes de Verona han escenificado durante más de cinco siglos el triunfo del status quo sobre el amor. El suicidio de ambos, engañados por las circunstancias, demuestra que necesitas muchas más cosas. Y sin embargo... en la ópera del francés Charles Gounod, en plena efervescencia romántica del XIX, el compositor se alejaba del tremendismo pesimista shakespeariano y sí dejaba a los dos amantes cantar un dueto final antes de morir, poder despedirse juntos del mundo y dar al amor una nueva esperanza, un grito poético desesperado para exigir el fin de las hostilidades entre los Capuleto y Montesco y que el amor finalmente venza.
Stephen Lawless ha querido poner el énfasis en este aspecto en su versión de la ópera de Gounod. El Gran Teatro del Liceo acoge ahora un espectacular montaje que se aleja de la obra shakespeariana y quiere seguir a rajatabla el libreto original de la ópera. «Es la historia de amor más famosa de todos los tiempos, que Gounod varía en varios aspectos y que mezcla de la comedia a la tragedia, de lo político a lo más privado y personal», comenta el director escénico.
Una guera civil
Lawless sólo ha hecho un gran cambio y es situar el montaje en el siglo XIX, en la guerra civil americana. «Si tú escuchas la música romántica de Gounod, te remite directamente al siglo XIX, con lo que ver a hombres en mallas durante el renacimiento italiano quedaba algo anacrónico. La obra de Gounod es grande y trata grandes temas, así que necesitábamos resituarlo en un momento histórico igual de grande», señala Lawless, que remarca que en el montaje hay claras referencias al mundo enfrentado actual, con el Brexit, Trump o el procés como ejemplo.
La pareja de enamorados son el tenor Saimir Pirgu yla soprano Aida Garifullina, que debuta en el Liceo. «El color y la calidez de nuestras voces se combinan muy bien. Además, nos conocemos, somos amigos, hay química entre nosotros, lo que es fantástico para interpretar una historia de amor», asegura Garifullina.
Gran Teatro del Liceo. La Rambla, 51-59.
Cuándo: del14 de febrero al 4 de marzo.
Cuánto: Consultar la www.liceubarcelona.cat