Aburrirse, llevarse mal con los compañeros, sentirse desmotivado, estar estancado... o simplemente buscar un empleo mejor son algunos de los motivos que pueden llevar a un trabajador a abandonar su empresa. La mejora registrada de los niveles de empleo y la aparición de más oportunidades laborales era el último acicate que necesitaban muchos empleados para tomar la decisión.