El nuevo «deporte» de los abulenses: mirar al cielo para evitar los carámbanos
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Estos días no es extraño caminar por la capital abulense y observar a muchas personas andando por el centro de las calles para no transitar bajo las cornisas por el peligro que representa la gran cantidad de nieve que sigue acumulada en unos tejados de los que penden grandes, medianas y pequeñas «estalactitas» de hielo.
Pese a los esfuerzos realizados por los miembros del cuerpo de Bomberos de Ávila, aún son muchos los lugares donde pueden verse, mientras los vecinos siguen haciendo uso de las palas para retirar la gran cantidad de nieve que cubre las calles y aceras.
Las heladas de los últimos días no han ayudado a que, al contrario de lo que sucedió en la otra gran nevada caída los días 6 y 7 de enero, la nieve se haya derretido, provocando dificultades de movilidad para abulenses y visitantes. Algunos de estos últimos caminan por las calles del casco histórico en fila a través de los caminos abiertos por los operarios municipales para que se pueda transitar.
Todos ellos se irán de la ciudad sin cumplir su deseo de subir a los tramos abiertos del adarve de la muralla, ya que el Ayuntamiento los mantendrá cerrados al público, al menos, hasta el próximo martes por medidas de seguridad, ya que el hielo y la nieve hacen complicado recorrer esta parte del monumento.
Una vez transcurridos cinco días desde la última gran nevada, aún son numerosos los problemas para transitar por Ávila, debido a la enorme cantidad de nieve que se acumula en calles y aceras, donde aparecen grandes montoneras que tardarán en desaparecer. En la actualidad, aunque el Plan Municipal de Nevadas se mantienen en el Nivel 1, continúan trabajando para despejar la capital abulense un total de 141 operarios y una veintena de máquinas.
Mientras tanto, los abulenses parecen haber hecho caso de las recomendaciones del Consistorio, haciendo menos uso de sus vehículos, ante las dificultades que representan la nieve y el hielo. Ya no hay calles cortadas, los autobuses circulan con relativa normalidad y el servicio de taxis también presta sus servicios.
Hasta el momento, en los dos episodios de nieve que ha vivido Ávila, se han gastado más de 1.000 toneladas de sal, cuando las reservas para todo un año son de 500 y durante el invierno de 2017 se consumieron la mitad.