La ausencia de líderes provoca guerras intestinas en la ANC y Òmnium Cultural
Jordi Sànchez y Jordi Cuixart cumplen hoy cinco meses en la prisión de Soto del Real, donde entraron de forma preventiva por su vinculación con el proceso independentista. En su momento, el encarcelamiento de los líderes independentistas despertó una ola de indignación en una parte de la sociedad catalana, provocando manifestaciones masivas que hoy parecen ya lejanas. Esta indignación ha dado lugar a un vacío de poder que ha empezado a alimentar rencillas y guerras internas dentro de entidades como la Assemblea o Òmnium Cultural.
A día de hoy, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural -las entidades que presidían los «Jordis»- han perdido buena parte de su capacidad de convocatoria y se encuentran inmersas en procesos para redefinir sus «hojas de ruta» tras comprobar que su intención de alcanzar la independencia ha sido frenada con contundencia por la judicatura española.
Aireando crisis internas
La ANC, entidad que hace unos años se jactaba de su capacidad para movilizar a «millones» de catalanes en cualquiera de sus convocatorias, apenas logró congregar unas decenas de miles de fieles en su última manifestación, celebrada el pasado domingo en Barcelona. Asimismo, la organización que presidió Carme Forcadell antes de hacerse con la presidencia del Parlamento catalán, se encuentra en un proceso para renovar su cúpula que está aireando sus desavenencias internas, silenciadas durante años.
Las elecciones para escoger el nuevo «secretariado» de la ANC se anticipaba como un proceso orgánico anodino y falto de interés para el gran público, sin embargo, la decisión de la entidad de fulminar la candidatura de Antonio Baños -el único candidato conocido popularmente por su pasado como dirigente de la CUP- ha abierto la caja de pandora, que desde la entidad no han sido capaces de cerrar.
Una de las voces que más han hecho notar su discrepancia es la de la escritora Liz Castro, que ya ha anunciado que no votará en las elecciones de la ANC hasta que no se expliquen determinadas decisiones de la Junta Electoral de la entidad. Este gesto, aparentemente menor, es prácticamente inaudito en una organización que siempre había hecho gala de su unidad interna, alejada de las pugnas por el poder que tradicionalmente han caracterizado los partidos catalanes.
Òmnium se desmarca de la ANC
Por su parte, en Òmnium Cultural las cosas parecen más calmadas, no obstante, los guiños de esta entidad al PSC y a los comunes tampoco están gustando a las facciones más radicalizadas del independentismo, que critican a todo aquel que intente tender puentes más allá del secesionismo más convencido. El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, confirmó esta semana que se reunió con el líder del PSC Miquel Iceta, con quien, según él, mantiene un «diálogo fluido». Òmnium también sorprendió al desmarcarse de la manifestación que montó en Barcelona la ANC esta semana.
A su vez, la más benjamina de las entidades independentistas, la «Associació de Municipis per la Independència» (AMI) tampoco se sumó a la manifestación de la ANC. Al igual que la Assemblea, el «lobby» de los alcaldes independentistas también está en un proceso de renovación interna a la espera de las decisiones judiciales que pueden poner entre la espada y la pared a algunos de sus miembros por el apoyo incondicional que prestaron algunos ayuntamientos a la organización del referéndum ilegal del 1-O.
La última presidenta de la AMI, la convergente Neus Lloveras, decidió abandonar la organización excusándose en motivos personales. Su sucesor -el también convergente Josep Maria Cervera- llegó este jueves a la organización y solo un día después, ya trascendieron las primeras críticas internas por la tibieza de la «Declaración de Tárrega» que cerró el traspaso de poderes. Según el digital «El Món» algunos alcaldes criticaron el «descafeinado» compromiso «republicano» del texto.
Sin entidades, partidos ni Govern
Sin líderes, sumidos en procesos de renovación orgánica o de redefinición estratégica, las entidades independentistas dejan al movimiento secesionista huérfano de sus principales referentes. Este contexto de decepción por la crisis del «establishment» independentista, sumado a las rencillas internas -y externas- de ERC, la CUP y el PDECat y al vacío de poder en la Generalitat está generando un caldo de cultivo aprovechado con audacia por entidades de «nueva generación» como los Comités de Defensa de la República que ven la oportunidad perfecta para pescar en el río revuelto de un procés que vive sus horas más bajas.