Kansas endurece la ley contra swatting tras la tragedia del año pasado
El estado de Kansas, en EE.UU., ha endurecido las penas contra falsas alarmas a la policía tras el fallecimiento de un hombre por un caso de swatting, que concluyó con la detención de un sospechoso al que se acusa de homicidio involuntario.
El swatting es una práctica que consiste en engañar a la policía para que las fuerzas tácticas SWAT (un equipo similar a los GEO en España) inicien un asalto sorpresa en el hogar de la víctima de la "broma". Los policías son engañados para que crean que hay una situación de alto riesgo inminente (secuestros, bombas, etc.).
El año pasado, el incidente de Kansas, terminó con el fallecimiento de un hombre que no tenía nada que ver con quien fue detenido por el swatting: quien presuntamente llamó a la policía lo hizo como represalia por una discusión en un videojuego, pero mandó a la policía no a la dirección de la persona con la que había discutido, sino a la de un hombre de 25 años que ni siquiera era usuario de videojuegos.
Senate passes HB 2581. 40-0. The Andrew T Finch anti-swatting bill should now go to the Gov. #ksleg pic.twitter.com/l1FFMcGdTd— Senator Lynn Rogers (@LynnRogers4KS) 27 de marzo de 2018
Una ley aprobada por unanimidad
Los políticos de Kansas han aprobado un cambio legislativo que incrementa significativamente las penas por llamadas falsas de emergencia, particularmente cuando estas implican heridas o fallecimientos.
Se llama ley Andrew T. Finch, en homenaje al fallecido, y es la propuesta de ley HB 2581 que ha sido aprobada por el gobierno de Kansas por unanimidad (117 votos a favor, 0 votos en contra en el parlamento y 40 votos a favor y 0 votos en contra en el senado). La ley está pendiente de ser firmada por Jeff Colyer, gobernador de Kansas, para hacerse efectiva.
Hasta 20 años de cárcel si hay víctimas mortales
Las llamadas falsas son ya un crimen federal en EE.UU. que puede conllevar a penas de 1 año de cárcel, y hasta 17 meses de cárcel si, además, hay heridos. Con la reforma de Kansas las penas pasan a ser de un mínimo de 32 meses y un máximo de 20 años en caso de fallecimientos derivados del swatting.
Lisa Finch, madre de la víctima, ha expresado su satisfacción con este cambio legal y con que la ley sea conocida por el nombre de su hijo. Lisa Finch confía en que esta reforma legal consiga que ninguna otra familia tenga que pasar por su misma tragedia.