En el marco de una economía global que crece por encima del promedio histórico y de manera sincronizada en diferentes regiones del mundo, la economía española disfruta todavía del impulso propiciado por tres elementos fundamentales: la reforma laboral, la reestructuración del sistema financiero y el desapalancamiento del sector privado. Los tres factores han generado unas condiciones sobre las que el crecimiento económico en España parece inmune a los acontecimientos más adversos. De hecho, durante el año 2016 y en contra de todas las previsiones, la economía española registró un ritmo de crecimiento del 3,3% a pesar de que una buena parte del año transcurrió sin un Gobierno que guiara las directrices de nuestro país.