Rocksteady marcó un antes y un después hace unos años con la trilogía Batman: Arkham. Hasta entonces los mejores juegos de superhéroes que se podían disfrutar estaban en Super Nintendo o Megadrive, siendo la mayoría de ellos adaptaciones de películas o series de animación. Sin embargo, con Batman: Arkham Asylum y sus posteriores secuelas se asentaron las bases del género, conservando la iconografía de la obra original pero añadiendo carisma y un apartado jugable que nos hacía sentir como el auténtico Hombre Murciélago.