La injerencia se impone a fuego concentrado con todo el arsenal internacional (legal, político, militar, comunicacional, tecnológico y financiero) para deslegitimar el proceso electoral venezolano y a su vez, destruir e imposibilitar la economía productiva, afectando los niveles de vida de la población. Es la barbarie capitalista que se materializa por el principio irracional de que el fin justifica los medios.