Mariano Rajoy ha conseguido despertar del letargo a una convención nacional de su partido, condenada al fracaso por la irrupción de dos grandes frentes inesperados: la decisión de un juzgado alemán de exculpar de delito de rebelión a Carles Puigdemont y, el culebrón del máster de Cristina Cifuentes en la URJC, que este domingo ha tomado otro cariz, al descubrirse la intervención en la trama de un profesor vengativo, afiliado al PSOE, y que según fuentes próximas a la presidenta madrileña pudo manipular los registros de las actas.