Juicio a una mujer que estafó 364.000 euros al anciano que cuidaba: «Se aprovechó de su deterioro»
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María Rosa fue contratada antes de 2008 para cuidar de Eduardo porque había sufrido «un deterioro físico y psíquico que le impedía valerse por sí mismo» en los últimos años, y comenzó a prestar estos servicios a cambio de un sueldo de 600 euros mensuales que fue aumentando hasta alcanzar los 800 euros en 2013.
A partir de 2010, según el fiscal, la acusada, que ya «se había ganado la confianza» tanto de Eduardo como de su hijo, que fue quien la contrató, comenzó a administrar el hogar del anciano, haciéndose cargo de la compra de sus alimentos y medicinas.
La acusada, que tenía pleno acceso a la cuenta del octogenario debido a estas funciones, comenzó a realizar extracciones en efectivo en cajeros automáticos y cobros de cheques al portador que, según el Ministerio Público, no estaban justificados por los gastos del domicilio. El fiscal precisa que tanto en los cheques como en los impresos de reintegro que María Rosa utilizaba para hacerse con el dinero aparecía la «firma auténtica» del anciano, que la estampaba cuando ella se lo pedía y «sin ser consciente de su significado».
Entre el 1 de enero de 2010 y el 7 de febrero de 2013, fecha en que falleció la víctima, la acusada realizó operaciones que sirvieron para estafarle 86.100 euros en el primer año, 81.300 en el segundo, 129.800 en 2012 y otros 41.400 en los dos últimos meses de vida del anciano, a lo que habría que sumar otros 25.300 euros en reintegros de la cuenta corriente. La cantidad estafada es la misma que deberá indemnizar la acusada al hijo de la víctima en el caso de ser condenada por estos hechos.