En plena encrucijada por la guerra comercial abierta con Estados Unidos, China ha dejado claro que su ambición pasa por convertirse en la primera economía del mundo en los próximos años y en 2018 podría dar el paso definitivo para lograrlo. El macroproyecto bautizado como One Belt, One Road (Un cinturón, Una carretera), que lanzó el presidente Xi Jinping en 2013, debería recibir un importante impulso este ejercicio para sentar las bases de un nuevo sistema financiero que reposaría sobre el régimen de Pekín, en detrimento de Washington.