A finales del mes de abril, durante la visita de Estado del presidente francés, Emmanuel Macron, a la Casa Blanca, la sintonía entre el galo y el impredecible mandatario estadounidense, Donald Trump, confirmó una extraña admiración entre ambos líderes que a este lado del Atlantico se postularía como un claro ejemplo de bromance (acrónimo de las palabras brother, hermano masculino en inglés, y romance) . Ambos congeniaron, al menos ante las cámaras, mientras el republicano también denotó un tono algo menos irascible que con la canciller alemana, Angela Merkel, pocos días más tarde.