Las grandes empresas de la seguridad privada se han revuelto contra los bajos precios ofertados por las empresas públicas y las administraciones ignorando varios contratos licitados en el último año. Todas las firmas tienen muy presente la pérdida de prestigio que supuso para Eulen los incidentes de El Prat del pasado verano y se han negado a pujar por unos contratos, que según los sindicatos, eran insuficientes para cubrir las necesidades de servicio en un momento en el que el tráfico de pasajeros en España bate récords cada trimestre. Así, más allá de Aena, Adif se ha visto obligada a subir un 10% su presupuesto en seguridad y vigilancia ante el plantón del sector.