Malestar entre médicos y compañeros de la pediatra sevillana juzgada por denunciar un falso abuso sexual
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Según ellos, «se ha llevado a esta pediatra a la indefensión y la vergüenza que debe sentir una profesional que ve publicado su nombre completo en un periódico de gran difusión, como protagonista de una noticia escrita en un tono que la hace parecer culpable antes de que se pronuncie el juez».
Estos profesionales aseguran que «no es su intención defender de forma corporativista e incondicional a una compañera ni presionar a los jueces ni dudar de su imparcialidad sino defender su presunción de inocencia». Confían -añaden-, «en que se la declare inocente».
También aseguran que «muchos médicos se han sentido aludidos por el tono de la información, por el hecho de que un presunto asesino sea referido por medio de sus iniciales y una médica que creía cumplir con su deber de proteger a una menor aparezca mencionada con nombre y apellidos acusada de denuncia falsa. ¿Quién reparará ese daño si finalmente es declarada inocente?», dicen estos compañeros de la pediatra y médicos sevillanos.
Los pediatras aseguran también que «la adecuación técnica de los procedimientos empleados por la acusada se ajustan a los criterios de los especialistas en abuso infantil y a los protocolos oficiales con los que trabajamos desde el sector de la salud, tanto en Andalucía como en el resto de España».
Y añaden que «los pediatras, como todos los profesionales, estamos obligados por ley a notificar al juzgado los casos de sospecha de abuso sexual para colaborar con la Administración de Justicia; a partir de ahí, todos los procedimientos van encaminados a valorar el diagnóstico definitivo y a ofrecer a la posible víctima la atención necesaria y la protección que pudiera requerir y no debe confundirse, desde los medios de comunicación, el deber de notificar la sospecha con posibles acusaciones falsas o la “invención” de casos de abuso», aseguran.
Una «invención», según el fiscal
Como publicó ABC, M.A. se sentará hoy en el banquillo acusada de un delito de falsedad y otro de simulación por haber denunciado una supuesta agresión o abusos sexuales a una niña de 14 años que, según otra prueba médica, no sufrió tal agresión. Padecía una úlcera de Lipschutz, una dolencia al parecer relacionada con el estrés que le provocó un cambio de colegio.
La Fiscalía acusa a la pediatra de un delito de falsedad y otro de simulación. Por la falsedad pide tres años y un mes de prisión, multa de siete meses con cuota diaria de nueve euros por día e inhabilitación para cargo público. Por la simulación, ocho meses de multa con cuota diaria de nueve euros.
Según el escrito del Ministerio Público, todo comenzó cuando en marzo de 2015, una niña de 14 años, acudió al médico aquejada de una úlcera en la zona genital. El facultativo que la asistió en el Virgen del Rocío detectó una «lesión erosiva en mitad inferior del labio menor y mayor de la zona genital» y tomó muestras para analizarlo.
Ese análisis dio positivo a un «herpes tipo 2», un virus que se contagia por transmisión sexual. Ahí empezó todo. Pese a que la niña juró que no había mantenido relaciones, la pediatra activó el protocolo para las víctimas de abusos sexuales.
Contactó con los padres y con la propia adolescente, quienes «en ningún momento le indicaron o mostraron datos que señalasen infracción relativa a agresión, abuso sexual o malos tratos», asegura el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación.
Sin embargo, la doctora insistió supuestamente tanto a la chica como a los padres en que «podía existir un posible abuso sexual» e insinuó que pudo ocurrir «en el ámbito familiar». Según el fiscal, la acusada «sin conocimiento del médico y sin existir evidencias de delitos contra la libertad sexual, sino de una posible enfermedad relacionada con un contacto sexual diagnosticada erróneamente, envió al juzgado un parte señalando agresión sexual y maltrato». Un juzgado abrió una investigación.
Las pesquisas determinaron que no existía indicio alguno de abuso y que el diagnóstico había sido erróneo. El fiscal considera que la denuncia de la pediatra y los datos relativos a la agresión sexual fueron «una invención» ya que los nuevos análisis dieron como resultado que el diagnóstico anterior había dado negativo al herpes y que la niña sólo padecía una úlcera.
La joven, citada como testigo, tiene 17 años, y dijo al juez que, pese a que había insistido en que nadie le había hecho nada y que siempre pensó que las pruebas médicas estaban equivocadas, la pediatra insistió en los abusos.