Carmen de Burgos y «Los anticuarios» regresan a Toledo
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Durante la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX Toledo fue una gran almoneda. Tras la guerra de la Independencia, el movimiento romántico convirtió a la antigua ciudad imperial en uno de sus destinos favoritos. El tipismo de sus vestigios arquitectónicos pasados, alguno de ellos en penoso estado de conservación, así como el redescubrimiento de la obra pictórica del Greco, eran atractivos muy poderosos para cuantos querían vivir una experiencia singular en su recorrido por España. La penuria en que vivían muchos de sus vecinos, así como la incuria sobre la conservación de sus bienes patrimoniales y la codicia de quienes precisaban disponer de dinero en efectivo para cubrir necesidades o caprichos contribuyó a que muchas obras de arte fuesen vendidas impunemente en aquel tiempo.
Capilla de San José, en Toledo, donde durante siglos se conservaron los dos cuadros del Greco vendidos a un anticuario francés en 1907 (Foto, Linares. Archivo Municipal de Toledo)Entre las personas que denunciaron tal situación se encontraba la escritora Carmen de Burgos. Sonada fue su protesta en 1907 ante la venta de dos cuadros del Greco –«Virgen con el Niño y las santas Inés y Martina» y «San Martín y el mendigo»-, que durante siglos se habían conservado en la capilla de San José, por entonces propiedad del conde de Guenduláin. Gracias a su decidida actuación, el asunto copó la atención de los principales diarios madrileños, llegando el escándalo, incluso, hasta el Senado, donde el aristócrata tenía escaño. Las numerosas voces que se alzaron tras la venta, algunas tan destacadas como las de los catedráticos Julián Besteiro o Manuel Bartolomé Cossío, no impidieron que estas obras, tras haber pasado por el gabinete de un conocido anticuario parisino, terminasen en manos de un coleccionista norteamericano.
Años después de materializarse la venta, en 1918, Carmen de Burgos publicó «Los anticuarios». La novela relata la peripecia de un matrimonio de chamarileros que poco a poco van subiendo peldaños en la escala profesional del oficio hasta instalarse en París y las selectas costas veraniegas de Normandía. De su mano nos introducimos en el apasionante y desconocido mundo de las antigüedades de principios del XX. Un particular universo plagado de joyas, pinturas, cerámicas, esculturas, muebles, bordados, telas, brocados, arribistas, aprovechados sin escrúpulos, engaños, falsificaciones, estafas, subastas amañadas...
En su ascenso, Adelina y Fabián, protagonistas de la obra, también hicieron parada en Toledo, donde se alojaron en el emblemático Hotel Castilla y buscaron gangas por los conventos de clausura. En cierto modo, Carmen de Burgos, intentó dejar constancia en la novela del mal sabor de boca que tuvo por no haber podido evitar la venta de los grecos de la Capilla de San José. En referencia a ello concluye en estas páginas que desde entonces cuando en la ciudad alguien vendía alguna joya del pasado procuraba hacerlo en secreto para evitar que se echasen encima los periódicos.
Portada de la reedición de «Los anticuarios», reproduciendo un detalle del cuadro «Talismán IV. Torana», de Ángel Rodríguez RoblesEl hecho de que los pasajes ambientados en la ciudad de Toledo estén entre los más redondos de la novela, es una de las razones por las que los responsables de Descrito han afrontado esta reedición, considerando, además, que «Colombine» debe contar con un hueco especial entre otras personas indispensables que pasaron por la ciudad. «Por otra parte –indica Teresa Muñoz Pinillos, coeditora-,
Los anticuarios
nos ofrece la oportunidad de releer las ideas aperturistas y vanguardistas de Carmen de Burgos, con una marcada mirada feminista al mundo del arte a principios del siglo XX. Adelina, la protagonista, sobresale durante toda la novela como mujer inteligente, emprendedora y perspicaz».
En el momento de su publicación, hace ahora cien años, esta obra fue considerada como una de las novelas «excelentes» de la época, destacándose su narración amena, divertida, ambiciosa y muy bien documentada. Esos elementos no han perdido valor con el paso del tiempo y su lectura hoy continúa siendo agradable e instructiva para conocer mejor la literatura de Carmen de Burgos. En un artículo sobre timos y fraudes, la propia autora reconoció, años después de publicarse «Los anticuarios», que conocedora de los engaños y falsificaciones existentes en el mercado de la compraventa de antigüedades los expuso todos en su novela para librar a los lectores de caer en ellos.
Hace ya unos cuantos años que Teresa Muñoz conoció la figura y la obra de Carmen de Burgos. Llegó a ella cuando trabajaba sobre mujeres que habían sufrido violencia machista, descubriendo que la escritora almeriense también pasó por tan traumática experiencia. Su caso, además, era paradigmático de escritoras que habían sido injustamente borradas de la historia por el hecho de ser mujeres. Con la pretensión de contribuir a recuperar sus textos, en 2017 reeditaron «Puñal de claveles», novela corta donde «Colombine» recogió un drama rural acaecido en tierras de Almería, suceso que también inspiró a García Lorca su conocidísima obra «Bodas de Sangre».
d«La publicación de
Los anticuarios
-indica- podría enmarcarse en una corriente artística de perspectiva feminista que resurgió con más fuerza que nunca en nuestro país a comienzos de los años ochenta del siglo pasado con artículos, ensayos, monografías, estudios o novelas escritos principalmente por mujeres. Sus aportaciones arrojaron y arrojan luz a una disciplina que, como muchas otras, ha estado demasiado tiempo monopolizada por una mirada masculina, freno de la mujer como agente activo capaz de transgredir una realidad descrita a medias, relegando su papel al de mera musa u objeto. Por esto hoy se hacen necesario sacar a la luz de nuevo obras como la presente, realizadas por mujeres, que, por su calidad y e indiscutibles aportaciones, construyan un nuevo panorama literario».
«Los anticuarios» se presentará este martes día 15 en la Feria. El volumen incluye unas páginas introductorias de quien esta reseña firma, contextualizando la novela y a su autora en el ambiente social de la ciudad de Toledo durante aquellos albores del siglo XX. Además de esta novela y la segunda edición de «Puñal de claveles», las novedades más destacadas que Descrito ofrecerá en su caseta serán «El caz de la avenida», poemario de Joaquín Copeiro; «No tengo miedo», un libro infantil realizado por Fernando Díaz y Pilar Crespo; y la reedición poemario ilustrado «Toledo no es azul».
Enrique Sánchez Lubián