De cómo 250 siberianos se convirtieron en los primeros nativos americanos
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Descubrir el número aproximado de esos grupos fundadores resulta clave porque determina la cantidad de diversidad genética que se transfiere a los descendientes, ha afirmado Nelson Fagundes, profesor del departamento de genética de la universidad de Rio Grande do Sul, en Brasil, y coautor del estudio que que se ha publicado en el último número de Genetics and Molecular Biology.
Esto, a su vez, podría alterar la efectividad con la que la selección natural elimina los genes malos, ha matizado Fagundes a la revista especializada Live Science: «Las poblaciones grandes tienen una selección muy eficiente, mientras que en poblaciones pequeñas, determinadas versiones de genes pueden diseminarse, lo que puede aumentar la susceptibilidad genética a algunas enfermedades».
«Se trata de entender cómo funciona la evolución en términos de diversidad genética», ha apuntado Crawford en Phys.org. Para determinar el tamaño, los investigadores seleccionaron ADN de diez nativo americanos y otros diez siberianos que representaban a varias tribus respectivamente, así como a 15 chinos. De todos ellos, secuenciaron nueve regiones de ADN no codificadoras (están fuera del código genético, sin instrucciones para fabricar proteínas).
Los investigadores sabían que la variación genética dentro de cada muestra está directamente relacionada con el tamaño de su población. Este hecho, sumado a que la divergencia genética entre dos poblaciones (como la nativo americana y la siberiana) crece con el tiempo, ha permitido a estos especialistas crear modelos de simulación por ordenador basados en 100 millones de generaciones. Con ellos, conectaban todo el ADN y trabajaban «hacia atrás» con el fin de descubrir el tamaño original del grupo fundador.
Cada análisis reveló que sus respectivos grupos fundadores tenían entre 229 y 300 personas. Esto llevó a los investigadores a estimar en 250 personas como el tamaño de la población fundadora de nativo americanos.
Este número es tan pequeño que habría creado un «cuello de botella genético», lo que significa que había poca variación genética asociada con la primera oleada importante de migración hacia las Américas, ha indicado Fagundes.
Sin embargo, ha pasado tanto tiempo desde que el grupo original llegó a las Américas, que los nativos americanos en su conjunto han tenido tiempo de recuperar su diversidad genética a través de nuevas mutaciones genéticas. Además, algunos nativos americanos en América del Norte formaron uniones con personas de migraciones posteriores, lo que también habría aumentado esa variedad, ha apuntado Fagundes.
Crawford, por su parte, ha aseverado que estos datos genéticos recién descubiertos ayudan a pintar una imagen fascinante de cómo se desarrolló la migración antigua.