Pocas propuestas e inconcreción en el programa económico esbozado este lunes por el nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra, en su discurso de investidura en el Parlament. El aspirante de JxCat defendió la actuación del anterior gobierno de JxSí (una coalición electoral de la antigua Convergència y ERC) y admitió que la presión fiscal en Cataluña se mantendrá como una de las más altas del Estado, alargando así la incertidumbre sobre el futuro de la economía catalana. De hecho, los ciudadanos de Cataluña soportan el mayor número de impuestos autonómicos propios de España, con un total de 17, y a la vez sufren la mayor presión fiscal, junto con asturianos y extremeños, según cifras del Ministerio de Hacienda. "Pagamos más impuestos que el resto", admitió Torra, y esto seguirá siendo así por culpa "del problema del déficit fiscal" interterritorial, que en su discurso del sábado cifró en 16.000 millones de euros. Como ejemplo, el presidente apuntó que si los catalanes pagaran los mismos impuestos que los madrileños, la Generalitat ingresaría 500 millones de euros menos, y lamentó que "esto no nos lo podemos permitir" porque el Ejecutivo autonómico debe seguir financiando los mismos servicios básicos, como la sanidad o la educación, pero además soportando el citado déficit.