La huelga de camioneros por el precio de la gasolina paraliza Brasil
Brasil sigue tratando de normalizar el abastecimiento de productos básicos, como el combustible, en medio de la huelga de camioneros que llegó este martes a su noveno día a pesar de la reducción de los bloqueos.
El paro se reprodujo este martes después del acuerdo alcanzado el domingo con el Gobierno para reducir el precio del diésel, pero miles de camiones continúan aparcados en todo el país para exigir más medidas.
El ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, reconoció que "el abastecimiento se ha duplicado" en los últimos dos días y que la mayoría de los camioneros está regresando al trabajo, lo que ha permitido que se reduzca la escasez de productos básicos.
A pesar de los avances, los trastornos continuaron en gran parte del país, debido especialmente a la falta de combustible en muchas gasolineras y a las kilométricas filas que los conductores tienen que enfrentar en aquellas estaciones donde llega gasolina o diésel.
La huelga de los camioneros en protesta por los elevados precios del combustible ha dejado al país al borde del colapso, debido a que Brasil es uno de los países del mundo que más depende de las carreteras.
Ante el caos instaurado, el Gobierno ha cedido a las presiones del gremio de camioneros y el domingo llegó a un acuerdo para poner fin a la huelga a cambio de una nueva reducción del precio del diésel en las refinerías, pero el anuncio no fue suficiente para terminar la paralización.
Padilha admitió que "todavía falta mucho para hablar de normalidad" y atribuyó los piquetes que se mantienen en algunas de las carreteras del país a la acción de "infiltrados" que, "en muchos casos, ni siquiera son camioneros".
Según el Gobierno, la Policía Federal investiga esa acción de "infiltrados", así como la posible incentivación de la huelga por parte de empresarios del transporte.
"Se sospecha que algunos empresarios se aprovecharon de este movimiento para intentar obtener ventajas", dijo el ministro de la Secretaría de Gobierno, Carlos Marun, en la misma rueda de prensa.
Además de los efectos del paro, el Ejecutivo trabaja en rehacer sus cuentas para compensar los millonarios gastos que acarreará el subsidio acordado para rebajar el valor del diésel en las refinerías.
El ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, llegó a plantear un aumento de algunos impuestos ya existentes o la creación de otros nuevos, pero dio un paso atrás este martes ante la fuerte presión de algunos sectores.
"Si rechazan el diálogo, ejercemos la autoridad"
Mientras el alto escalón del Gobierno en Brasilia busca una salida para una de las mayores huelgas en décadas, el presidente Michel Temer realizó un guiño a los inversionistas y viajó a Sao Paulo para inaugurar el Foro de Inversiones Brasil 2018.
Ante centenares de empresarios, Temer habló sobre sus reformas y, en una alusión indirecta a la huelga de los camioneros, señaló que algunas personas "confunden la vocación por el diálogo" con "debilidad política".
"Cuando algunos rechazan el diálogo e intentan parar Brasil, nosotros ejercemos la autoridad para preservar el orden y los derechos de la población", completó Temer.
El presidente autorizó el pasado viernes el uso de las Fuerzas Armadas para frenar el grave desabastecimiento y los militares han escoltado durante los últimos días camiones de combustible y alimentos hasta su destino final, entre ellos los aeropuertos.
Más de 270 vuelos han sido cancelados desde el inicio de la huelga, el pasado 21 de mayo, y los trastornos han causado un perjuicio diario de unos 50 millones de reales (unos 13,5 millones de dólares), según la Asociación Brasileña de Empresas Aéreas.
Las pérdidas ocasionadas por la huelga se han extendido por prácticamente todos los sectores de la economía y todavía son incalculables.
Además de la huelga de camioneros, el Gobierno tendrá este miércoles otro frente abierto, ya que los sindicatos de trabajadores de empresas petroleras de Brasil anunciaron que entrarán en una huelga "de advertencia" de 72 horas a partir de este miércoles.
La Federación Única de los Petroleros (FUP), que agrupa a la mayoría de los sindicatos de empleados de las petroleras, explicó que la huelga tiene por objetivo presionar a la empresa para que reduzca sus precios y pedir la renuncia de su presidente, Pedro Parente, a quien atribuyen la actual política de precios de la empresa que ha elevado el valor de los combustibles en Brasil.
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