Como cuando prevalece la indolencia
Murió (desafortunadamente) Ronaldo Mojica, joven de 19 años nacido en Poanas, un pequeño poblado de Durango, murió de forma extraña y hasta el momento nadie, nadie se ha pronunciado. Al parecer actos de barbarie en una novatada acabaron con su vida, la escasa información apunta a que Ronaldo recibió vejaciones durante una semana (en teoría de inducción en la Escuela Normal Rural J. Guadalupe Aguilera), la causa de su muerte (a través de la necropsia) reveló un edema cerebral que los médicos trataron de remediar en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero Ronaldo falleció la madrugada del sábado 11 de agosto.
El padecimiento neurológico se originó debido a que durante la novatada lo obligaron a comer huevo con cáscara, beber alcohol en exceso y comer picantes toda la semana para impedir que durmiera.
Según la Fiscalía de Durango, a cargo de Ruth Medina, ningún familiar había presentado denuncia ante esta instancia de justicia, sin embargo, con la muerte del joven estará obligada a iniciar una carpeta de investigación para deslindar responsabilidades, por lo pronto el director (en ese entonces) de la Normal J. Guadalupe Aguilera, Manuel de la Rosa fue separado de su cargo para que el proceso corriera de forma legal.
Me queda claro que en este país, la escuela pública debe gozar de plena autonomía y de independencia estudiantil, pero cómo asimilar un asesinato (disfrazado de novatada) dentro de una institución académica auspiciada por el gobierno, cómo asimilar que los estudiantes (empoderados, por supuesto) citaran a los medios de comunicación en Canatlán para fijar su “postura” ante el hecho (que se limitaron a amedrentar a la sociedad, periodistas e instituciones de gobierno) e inmediatamente después correrlos del pueblo, cómo interpretamos que el nuevo director de la Normal Rural, José Ángel Muñoz (nombrado por el mismísimo gobernador José Rosas Aispuro) se le haya ido a la “yugular” a la Fiscal, Ruth Medina al señalar que como autoridad no debería dar juicios, ni opiniones adelantadas porque la investigación estaba en curso y en sus palabras, “ella es una provocadora de la situación que se está dando en la Escuela y que está impidiendo el curso normal de clases”. La realidad es que cuesta creer que nadie ponga orden en la Normal de Canatlán. Tratamos de contactar al Secretario de Educación de Durango, Rubén Calderón Luján y al Vocero de la dependencia, ninguno atendió el llamado, argumentaron que tenían “mucho trabajo” en Ciudad de México, da la impresión de que, o no quieren hablar del tema o de plano le tienen miedo a los “envalentonados” estudiantes.
El Gobierno del Doctor Aispuro debería poner atención especial a los autogobiernos que se generan en las Escuelas Rurales Normales, ya se han presentado lamentables antecedentes. Hace falta voltear a Guerrero, a Ayotzinapa con los 43.
angel.carrillo@multimedios.com