Cada minuto: un suicidio 10 de Septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio
Cualquier pretexto es un motivo para seguir viviendo, no importa que tan insignificante sea; no importa si somos famosos o tenemos jerarquía social o profesional; da igual si trascendemos o no en este mundo; hay que seguir viviendo nuestras vidas. Bien sabemos que hagamos lo que hagamos moriremos; y que tarde o temprano, en días, años o siglos ya no quedará ninguna huella de nosotros. Todo intento de inmortalidad es inútil. Por esta razón es mejor contar con lo que tenemos: Una vida temporal.
En el mundo cada año se suicidan un millón de personas; es decir cada 40 segundos una persona se quita la vida; la frecuencia mundial es de 16 por cada 100 mil habitantes. El suicidio es la segunda causa de muerte en los jóvenes de 10 a 24 años..
En México, no todos los adolescentes y jóvenes están convencidos de que vale la pena vivir. Por eso la tasa de suicidios aumentó, y pasó del año 2000 al 2013 de 3.5 a 4.9 suicidios por 100 mil habitantes. Casi la mitad de estos suicidios ocurrieron en los jóvenes. Pero ¿Qué es lo que no les gusta a nuestros jóvenes mexicanos como para quitarse la vida?; si hay algo que les sobra a los jóvenes es “futuro” y años por venir; y aun así los desprecian. Diversos factores influyen en los muertos voluntarios; uno de ellos es la sociedad en la que viven. Las “ideas del suicida” son hipercríticas; ellos ven un México donde sus habitantes se engañan unos a otros en el amor, en la política, en el trabajo y la familia; México es un gran teatro, cada mañana sus habitantes salen de sus casas, ponen en escena una obra: “La sociedad del engaño”; ahí todos los actores representan una farsa, son hipócritas y juegan a engañarse mutuamente; al caer la noche finaliza la función, los espectadores eufóricos se ponen de pie, aplauden con entusiasmo; fingen ser felices.
El suicida vive y ve “la realidad” de manera distinta (¿distorsionada?); Ven un gobierno hipócrita y cínico, la religión no los llena de esperanza, la familia se desmorona y no logra re-unirlos; no se sienten identificados ni arraigados con nada; están insatisfechos y sufren, ellos creen que no hay otra salida.
Para la mayoría de los mexicanos la verdad no peca, solo incomoda; pero existe una minoría en los que la verdad tampoco peca, ni incomoda, pero sí mata.
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