Torra amenaza pero el Supremo será implacable a pesar de la Fiscalía y la Abogacía de Estado
La pregunta sobre la que gira todo el contexto político español consiste en saber si Pedro Sánchez (que ha llegado al poder gracias a Podemos y a los partidos nacionalistas y soberanistas) quiere seguir con su alianza actual y renovarla tras las próximas elecciones, o si prefiere volver a la senda de los partidos constitucionales renovando el acuerdo de investidura que en marzo de 2016 pactó con Albert Rivera y que dinamitaron Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, en esa ocasión extraños e interesados compañeros de viaje.
Ahora Sánchez está obligado a pagar un rédito a quienes lo apoyaron en la moción de censura y necesita posicionarse en la izquierda más radical para evitar el ‘sorpasso’ de Podemos antes de las próximas citas electorales que van a comenzar en Andalucía el 2 de diciembre.
Pero antes Sánchez tiene en la Moncloa la cuestión candente de la apertura del juicio oral del golpe catalán, en marcha y pendiente de las acusaciones pertinentes de la Abogacía del Estado y la Fiscalía, sobre la base de lo que ya se ha actuado en la fase indagatoria donde a los principales autores del golpe de Estado, empezando por Junqueras que era el jefe, los fiscales, los abogados del Estado y la acusación popular de Vox ya se pronunciaron por el delito de rebelión, más malversación y desobediencia. Y por esos delitos está procesada la cúpula golpista.
Y falta saber si la dirección del golpe seguirá acusada de esos delitos, o si como lo ha insinuado Sánchez (rectificándose así mismo) la Abogacía del Estado y la Fiscal General, María José Segarra, se atreverán a pedir rebajas como se ha insinuado en los últimos días aunque la portavoz del Gobierno, la ministra Celaá, lo niega. Pero sabido es que Sánchez no dice la verdad ni cumple lo que promete.
De manera que a finales de la semana entrante veremos que ocurre y si vamos a asistir a una batalla campal en el Consejo Fiscal. Pero en todo caso Vox mantendrá el delito de rebelión y ello permite a la Sala Penal del Tribunal Supremo decidir lo que considere más justo y sin exclusión de la rebelión.
Los golpistas lo saben y con razón se temen lo peor. Y de ahí las últimas y ridículas amenazas de Torra diciendo que el juicio será una farsa y que si hay condenas él va ‘a paralizar Cataluña’. La farsa es él y ¿por cuánto tiempo cree que puede paralizar Cataluña, hasta que se arruine? Torra es un mal payaso y causa asombro que Sánchez se haya sentado a parlamentar con semejante personaje. Pero lo que sí puede hacerTorra es no apoyar los Presupuestos de 2019 de Sánchez movilizando en su contra al PDeCAT. Pero si rompe conSánchez entonces los golpistas que serán condenados no recibirán el indulto que ya tienen casi prometido.
Ahora bien, si Sánchez mete la mano en la Abogacía del Estado y la Fiscalía General el escándalo nacional será mayúsculo y retumbará en las elecciones andaluzas en contra del PSOE. Y en ese caso ni siquiera el CIS de Tezanos lo podrá ocultar.
Brama pues Torra, el Supremo avanza y será implacable y Sánchez tendrá que optar entre el camino de la ruptura con Podemos y los soberanistas o regresar a la senda constitucional.
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