El histórico cine de Madrid donde trabajó como camarero un famoso actor español
0
Los orígenes de este cine situado en la calle Santa Isabel 3 se remontan a 1912 cuando se inauguró el salón Doré. «Esta zona era un sitio de paso, las personas se dejaban ver por aquí», explica a ABC Patrocinio Nieto, gerente del Cine Doré. Era uno de los llamados salones de la capital, donde se realizaban distintas actividades sociales de ocio y tenía capacidad para 1.250 personas. Allí se empezaron a proyectar documentales ya que por aquella época no había montaje de películas. Contaba con una planta baja y dos pisos, jardín y salón fumador. Años más tarde, en 1923, se construye el actual Cine Doré, cuyos planos arquitectónicos los firmó Críspulo Moro y por detrás del proyecto estaba el empresario industrial Arturo Carballo Alemany. Otro nombre importante en la construcción del cine fue el de Francisco Garriga, especialista en fabricación de muebles. Moro optó por un estilo modernista, el habitual en los cinematógrafos de principios de época y muy acorde con la arquitectura de la capital de aquel entonces.
Sobre su nombre, se debe a que «muchos cines se llamaban así por la escala musical ya que se proyectaba el cine con música de acompanamiento», puntualiza Antonio Santamarina, quien fuera gerente de este espacio durante catorce años. Durante los primeros años fue un cine conocido y un negocio próspero y entre los éxitos cinematográficos se citan "Gloria que mata" (1925), de Rafael Salvador, un documental sobre la muerte del torero Manuel Granero y "Frivolinas" (1927), dirigida por Arturo Carballo, empresario del propio cine. Durante la Guerra Civil sufrió los bombardeos y posteriormente se unió al declive del barrio Antón Martín. «Se quedó en una situación muy mala y acabó por cerrar en los años 60», resalta Santamarina. Como sala de reestreno, con dos sesiones diarias, fue perdiendo su esplendor para pasar a ser conocido popularmente como el “Palacio de las Pipas”, donde los madrileños «se protegían del cine y pasaban la tarde», añade el anterior gerente.
Cerrado en 1963, se quedó en total abandono durante casi dos décadas y fue Antonio García Rayo quien denunció el declive de la sala y habló con Luis García Berlanga, entonces presidente de la Filmoteca Española. «Había dos opciones para llevar la Filmoteca, el Cine Barceló y el Cine Doré, y se optó por este», recuerda Antonio Santamarina. Hasta entonces cada año la Filmoteca elegía una sala para exhibir sus películas. «Para los cinéfilos fue una muy buena noticia ya que algunos años se elegían salas poco céntricas», comenta Patrocinio Nieto.
El Cine Doré es propiedad del Ayuntamiento de Madrid y está cedido al ministerio de Cultura. Para esta nueva etapa el edificio fue restaurado por el arquitecto Javier Feduchi. «De familia de arquitectos, una de sus hermanas casó con Rafael Moneo y otro hermano es decorador pero fue él mismo quien realizó el edificio y la decoración», aclara el anterior gerente. El cine cuenta con dos salas y un patio, «marroquí, por eso utiliza el azulejo azul». La filosofía que se sigue es la de «conservar la decoración al máximo, lo cual supone a veces más dificultades para nosotros», reconoce la actual gerente. Entre los últimos cambios, el de renovar las butacas.
Por el Cine Doré pasa un público muy variado. El cinéfilo, estudiantes, familias y público infantil se dejan ver por las salas. A un precio de 3 euros por sesión (2 euros para las entradas reducidas) y 40 euros el abono de temporada, «tenemos muy buena entrada, en muchas ocasiones la sala está llena», reconoce Patrocinio Nieto. La sala principal tiene 315 lugares y la pequeña 117 mientras que en la terraza, donde se instala el cine de verano, pueden sentarse cerca de 120 personas. «Tenemos un público muy fiel y hay ciclos que funcionan muy bien, como fue el del Oeste, el de Almodóvar o el de Carlos Saura», añade. Cuando optan por clásicos como “Un día en la Ópera” de los Hermanos Marx o “El Mago de Oz” «es una auténtica locura, hay mucha gente que viene con sus hijos porque quiere que vean las películas en la gran pantalla».La primera sesión de los sábados está dedicada al público infantil.
Visitas de directores
Por estas salas es muy habitual encontrarse a los directores de cine españoles e incluso a muchos actores. También extranjeros, como John Malkovich, David Lynch, Jonathan Demme o Manuel de Oliveira han estado sentados en las butacas del Cine Doré, al igual que la Reina Letizia acompañada por sus hijas. Entre las curiosidades de esta casa, la del actor Javier Cámara, que trabajó como camarero en el bar o la declaración de amor en el escenario protagonizada por una pareja de extranjeros que fue posible gracias a la colaboración del personal de la casa. En total trabajan 17 personas que mantienen una relación próxima y cordial con el público.
En los últimos años el Cine Doré ha incorporado las nuevas tecnologías en las billeteras y en su archivo. «Se han actualizado los precios y se han regularizado otros servicios como el alquiler del espacio», explica la gerente. Aunque el presupuesto ha mejorado bastante en los últimos años, sigue necesitando más recursos para dotarlo de los mejores avances tecnológicos. Pero no falta en el Cine Doré público, lo que demuestra que se aprecia su labor cultural y social.