A merced de la delincuencia
Una pregunta. ¿Los encargados de la seguridad pública municipal, tienen familia?
Si la pregunta es afirmativa, no me los imagino siendo indiferentes ante el dolor que infringen los delincuentes al asesinar con alevosía y ventaja a ciudadanos, poblanos o no, para robarles.
Viven dolidos por la pérdida los padres, familiares y amigos de los hermanos Saúl e Ivonne Flores Rey, la última, irónicamente, estudiante de Criminología de la Facultad de Derecho de la UAP, asesinados por unos ladrones al robarles en el “mini súper” que atendían, al sur de la ciudad.
Este crimen se suma a otros más ocurridos en la ciudad capital y en municipios de la zona metropolitana, dónde el móvil del homicidio es el robo, delitos que van en aumento.
Han corrido la misma suerte visitantes, como el caso del estudiante de una universidad del estado de Nuevo León, asesinado a la entrada de un hotel de la Vía Atlixcáyotl, para despojarlo de un reloj de la marca rolex.
Pero han ocurrido más crímenes por el uso de arma de fuego para cometer asaltos, y lo mismo ocurre en vías carreteras, en el transporte público de pasajeros, en las cruces viales a los automovilistas y a la salida contra los usuarios de la banca.
En la recta a Cholula, el miércoles por la tarde, una mujer fue asesinada al escapar de un grupo de delincuentes.
Calles y avenidas, brechas y carreteras en las ciudades y el territorio poblano se han convertido en una zona minada para los hombres y mujeres de bien, vulnerables ante la delincuencia que incrementa su actividad, ante la incompetencia de las corporaciones policiacas.
Las esposas, esposos, jóvenes, universitarios, personas de la tercera edad, mujeres, hombres, padres de familia, personas de bien, la población en general, hoy están a merced de los delincuentes, lo mismo a los que les vale un bledo si los gobernantes son del PAN, PRI o Morena.
!“Si no pueden que renuncien”!, reclamó un padre dolido por el secuestro y asesinato de su hijo, el empresario Alejandro Martí. Mandos y tropa policial tiene la obligación social de dar resultados, porque ese es su trabajo y reciben un salario, y si no pueden, que renuncien.
pablo.ruiz @milenio.com