El tablao más antiguo del mundo consigue una estrella Michelin
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Blanca del Rey, alma de este local, y sus hijos Juan Manuel y Armando del Rey, sacaron pecho ayer del hito y arroparon al chef vasco y a todo el personal para agradecerles su trabajo. «Aquí todos son como mis niños», explicaba a ABC al borde de la lágrima y con una enorme sonrisa, su propietaria. «Estos momentos se los quiero dedicar a quien me transmite tantas cosas que es mi marido, Manuel del Rey», recordó sobre el empresario flamenco que fundó este tablao, fallecido en 2006.
«Hemos roto el muro de que dónde hay un gran espectáculo no puede haber una gran cocina. Hemos hecho historia», añadió la que es, además, directora artística del Corral de la Morería. «La Guía Michelin ha abierto el melón de la cultura y el arte y estamos muy agradecidos. Creo que podemos y debemos sentir un inmenso orgullo de algo que es tan nuestro, tan diferente y que forma parte de nuestra identidad, de nuestra cultura y de nuestro país como es la gastronomía y el flamenco», añadió Juan Manuel del Rey, Premio Nacional de Gastronomía 2017 a la Mejor Dirección de Sala.
Cocina de raíces
El restaurante que ha recibido una estrella Michelin es un espacio independiente, junto al tablao, en el que David García cocina cada noche para cuatro mesas y ocho comensales. Lo hace de martes a sábado con un menú degustación corto, llamado Raíces, y otro largo denominado Temporada y Evolución. Ambos son el compendio de sus creaciones herederas de la cocina vasca, el ADN de la tradición y el academicismo de quienes han sido sus maestros, entre ellos Martín Berasategui o Ferran Adrià –realizó un stage en elBulli–. No es la primera vez que toca las estrellas. En 2014 logró también la primera para el restaurante Álbora.
El chef bilbaíno dirige también el restaurante del tablao, en el que ayer se vivió toda una fiesta. En el mismo escenario que han pisado a lo largo de su historia figuras como Pastora Imperio o Antonio Gades, el vasco se llegó a sumar al jaleo acompañado de la bailaora Belén López y la propia Blanca del Rey, que regaló de «pura felicidad» un baile sobre el tablao más antiguo del mundo.