Dos años de la muerte de Rita Barberá: la Valencia sin memoria y un PP sin rumbo
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Rita Barberá (Valencia, 16 de julio de 1948-Madrid, 23 de noviembre de 2016)
ya estaba entonces fuera del Partido Popular y ocupaba un escaño en el grupo mixto del Senado.
Dos días antes de morir, Barberá declaró en el Tribunal Supremo en calidad de investigada por un presunto delito de blanqueo de capitales vinculado a la financiación del grupo municipal popular en el Ayuntamiento de Valencia durante su mandato. Dos años después de su muerte, la ciudad que transformó sigue sin honrar su memoria y su partido sigue huérfano de liderazgo.
La trayectoria de Rita Barberá durante cerca de un cuarto de siglo gobernando la tercera capital de España ha quedado eclipsada por las dos causas que investiga el juzgado de instrucción número dieciocho de Valencia. Una, por presunto blanqueo de capitales en el grupo municipal y otra por delito electoral y financiación ilegal en las campañas electorales de los años 2007, 2011 y 2015.
Ambas causas siguen en fase de instrucción y han dejado al PP de la ciudad de Valencia tocado y hundido. Al igual que murió la que fue su gran referente. De la misma forma que la cúpula de su partido le dio la espalda, la historia le niega ahora su papel indispensable en la transformación, desarrollo económico, modernización y proyección internacional de la ciudad a la que se entregó.
Solo el escarnio de una «fiesta» en la que se denigraba su imagen con motivo del segundo aniversario de su muerte -finalmente cancelada- ha servido para que el Ayuntamiento que gobernó durante casi veinticinco años con el mayor respaldo electoral de la historia aprobara sin fisuras una moción en su defensa.
Este viernes, una misa organizada por su familia, al igual que cada día 23, será el único acto en recuerdo de la que para el PP fue la «alcaldesa de España». La política con mayor respaldo ciudadano en la historia de Valencia.
El dilema de Pablo Casado
Si la marcha de Barberá al Senado tras no poder lograr su sexta mayoría absoluta dejó tocado al PP de Valencia, la muerte de Barberá ha evidenciado su horfandad. Con nueve de los diez concejales todavía investigados por la Justicia, con una gestora en precario y sin candidato para las próximas elecciones municipales, el PP se asoma al abismo que auguran unas encuestas demoledoras para los intereses de la formación que preside Pablo Casado en la ciudad donde comenzó a cimentar sus triunfos electorales y en la que empezó el camino para gobernar España.