ERC, víctima de los excesos de Rufián
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ERC lo fichó en 2015 para cubrir electoralmente el residual flanco independentista catalán que se expresa en español y hace gala de ello. Un año antes, en un operación de marketing surgida del cuartel general de ERC, lideró Súmate, una entidad que agrupa a secesionistas que propagan en español las bondades de una Cataluña independiente.
Desde que Oriol Junqueras se hiciera con las riendas de ERC, en 2011, una de sus obsesiones –que todavía defiende, incluso tras el referéndum ilegal del 1-O y el desafío de septiembre y octubre de 2017– es la de «ampliar la base» del partido y fichar a todos aquellos que puedan dar rédito electoral y predicamento social y, sobre todo, mediático. En 2015, Rufián encabezó la lista de ERC al Congreso y el juez Santi Vidal, al Senado. Unas declaraciones de Vidal –apartado de la carrera judicial, en su día, por preparar una Constitución catalana– sobre el posible uso irregular de datos personales por parte de la Generalitat de Cataluña son la base de la investigación abierta en el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona.
Dudosa elección
Esta estrategia tiene sus riesgos, pero Junqueras la ha puesto en práctica en todos los ámbitos. Alfred Bosch, nombrado ayer por Quim Torra nuevo consejero de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalitat, deja el Ayuntamiento de Barcelona y da vía libre a Ernest Maragal
l, quien deja la Consejería que ahora asume Bosch, para competir contra Ada Colau y Miquel Valls por la alcaldía de Barcelona. Tanto Bosch como Maragall son fichajes de Junqueras.
El primero, tras dejar la militancia de la formación, pactó su candidatura municipal; y el segundo, con el apellido de una de las grandes familias burguesas de Barcelona, es una apuesta por atraer a ERC el voto que aglutinó Pasqual Maragall durante sus etapas de mando en la plaza San Jaime, tanto en el lado municipal como en el margen autonómico.
Los casos de Raül Romeva y Toni Comín, fichajes de Junqueras para formar parte del gobierno catalán que llevó al límite el desafío al Estado de Derecho, se enmarcan en esta estratagema. Romeva lideró la lista de ICV-EUiA al Parlamento Europeo. Entre Bruselas y Estrasburgo se conocieron (2009) y, más allá de llevar a cabo iniciativas conjuntas, se hicieron amigos. Comín –hijo del zaragozano Alfonso Carlos Comín, estandarte del comunismo católico del PSUC– había sido diputado autonómico en las listas del PSC.
Sin embargo, esta táctica de atraer a las listas de ERC valores de otros sectores, que no han hecho carrera en el partido, ha chocado con dos realidades. Por un lado, se ha visto que la selección no es infalible. El espectáculo de esta semana en el Congreso, con un Rufián desatado y la polémica húmeda de su compañero Salvador, está generando más rechazo y antipatía a la marca ERC que atracción electoral. La excitación puntual que los independentistas exhiben en el Congreso se convierte en pesadez y frikismo si se hace repetidamente. Vidal, para el Senado, fue otra dudosa elección.
Sabrià y Torrent
A esto hay que añadir la coyuntura derivada de los efectos de los sucesos de septiembre y octubre del año pasado. El partido está descabezado. Su presidente, Oriol Junqueras, en prisión preventiva en la cárcel de Lledoners (Barcelona), y la secretaria general, Marta Rovira, fugada de la Justicia en Suiza. El día a día en ERC es mucho más inestable que el ya de por si volcán que supone cualquier iniciativa encabezada por Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat. Pero este, aunque sea desde Bélgica, tiene las manos libres para presionar, gestionar, proponer y... tuitear.
La Permanente Nacional de ERC, el órgano que se reúne cada lunes en la sede de la calle Calabria (Barcelona), lo forman catorce personas. En ausencia de Junqueras y Rovira, fuentes de la formación señalan a ABC que la persona que coordina el partido es Sergi Sabrià, vicesecretario general de Imagen y Comunicación y presidente de ERC en el Parlamento autonómico. «Él lleva el día a día», apuntan. Aunque Junqueras –dentro de la dificultad de presidir un partido desde la cárcel– marca las líneas generales de actuación, Sabrià las ejecuta.
Además de Sabrià, solo Roger Torrent, presidente del Parlamento de Cataluña, está en condiciones de liderar una lista electoral en Cataluña. No tiene cuentas con la Justicia y electoralmente tiene más tirón que Pere Aragonès, adjunto a la presidencia de ERC y número dos de la Generalitat, e implicado judicialmente en el 1-O.
De los catorce miembros que forman la Permanente, cinco están inmersos –en diferentes situaciones– en causas judiciales. A los ya citados hay que añadir a Lluís Salvadó y Josep Maria Jové.