Los posgrados no bastaron en seguridad
De todas las enseñanzas que se derivan de los números rojos en materia de seguridad pública durante el sexenio hay un punto irrebatible: la mejor preparación académica de las esferas de mandos a cargo de la prevención del delito y de la procuración de justicia no se reflejó en un más eficiente combate al crimen y, en todo caso, la situación empeoró.
Puede ser que ese solo factor no alcanza. Quizá es insuficiente si no va acompañado de otras medidas. O acaso de plano el dato es irrelevante. En los hechos, no bastaron las maestrías ni los doctorados en los puestos de liderazgo de la Comisión Nacional de Seguridad, de la Policía Federal, de la PGR, de la Defensa y de la Marina.
–¿Qué pasó ahí, comisionado? – pregunto al maestro en ciencias penales Manelich Castilla a días de que deje la PF, en medio de críticas del Presidente electo.
–Múltiples factores se han presentado en toda la región: el incremento del consumo de opioides en Estados Unidos, fragmentación de grupos criminales, disputa por el mercado ilegal de la venta de hidrocarburos como actividad alternativa al narcotráfico y el número tan alto de armas de fuego que ingresan a México provenientes del norte.
“También las subculturas que permean en la juventud. La crisis de valores, la modificación del concepto del éxito, tan aberrante hoy, cuando todo es efímero. El alejamiento de las plazas públicas y cambiarlas por las comerciales. Son muchas cosas”.
–¿Se va satisfecho con su gestión?
–Con la satisfacción del deber cumplido, de saber que me conduje bajo principios éticos y con alto sentido de la responsabilidad. En seguridad los resultados nunca son suficientemente buenos para lo que espera la sociedad, pero uno debe luchar a diario por conseguir la confianza.
–¿Qué le faltó?
–Como equipo nos faltó tiempo. Eso siempre sucede en los gobiernos. Y en seguridad existe un enemigo adicional: la falta de continuidad en las cosas que funcionan. Me hubiera gustado, por ejemplo, establecer un mejor esquema salarial en los elementos de campo. Una reforma integral que privilegie los sueldos altos en los buenos policías y menos en las áreas administrativas.